Parte única

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Inhala. Exhala.

Inhala. Exhala.

Sus ojos se mantuvieron cerrados hasta que cesaron los aplausos para el último artista en el escenario.
Se recriminaba en su mente por ponerse así.
Era ridículo tener un ataque de nervios por presentarse en público siendo algo que hacía desde hace más de diez años.

Pero Otabek sabía bien que la ansiedad no era causada por las tenues luces que solo lo iluminaban debido al ambiente bohemio que caracterizaba al restaurante del que su buen amigo Leo era dueño; ni por la mayoría de los comensales que asistían esa noche, una más de las tantas en que deleitaba a la audiencia con su música.

Los nervios que ahora sentía se debían a que, entre todas esas personas se encontraba un chico de ojos verdes y cabello rubio que estaba sentado en la primera mesa con la compañía de una chica pelirroja quien era su mejor amiga y la pareja de esta, una italiana de piel morena y ojos violáceos.

Yuri Plisetsky. Un joven estudiante de administración en su último año de carrera; de fuerte carácter, aunque en el fondo, muy en el fondo, era el chico más dulce del mundo.

Y también su mejor amigo desde hace más de una década.

-Hey Otabek- escuchó la voz de Guang Hong a sus espaldas por lo que se giró para verle, -¿Seguro estás bien? Puedo posponer tu presentación hasta el final-. Otabek negó con la cabeza moviendo la mano en señal de que todo estaba en orden.

El chico proveniente de China hizo una mueca disconforme pero no insistió más. Lo vio retirarse en dirección a la oficina de Leo al fondo del restaurante.

Alzó la vista al escenario, más que para apreciar la melodía que su amigo canadiense tocaba en esos momentos era para buscar algo con lo que distraerse.

Jean Jacques Leroy, o como todo el mundo solía llamarle JJ, era su amigo desde hace un par de años, lo conoció en la facultad de ingeniería y desde el primer día fueron inseparables, sobre todo ya que compartían el gusto por la música, de hecho, fue una bonita coincidencia que ambos chicos descubrieran que tocaban en ese restaurante y Leo fuera su amigo en común.

JJ, después de Yuri, era su mejor amigo y con quién compartía cosas que no podría contarle a ruso.

Como el hecho de que estaba enamorado del rubio desde hace tanto que no podría definir en qué momento ocurrió.

Por supuesto que le hizo jurar que no diría nada y JJ, por muy impertinente y distraído que fuera, se había mantenido en silencio.

Claro, hasta que un buen día descubrió entre los apuntes de la materia de circuitos en la libreta de kazajo, un par de versos que tenían toda la intención de ser una canción inédita.

Y era más que obvio que la inspiración provenía del pequeño rubio que no tenía la más mínima idea de la revolución que causaba en la mente y corazón del kazajo.

De nuevo el recinto resonó por los aplausos y vítores del público y Otabek se dio cuenta que no había puesto atención a su amigo por seguir divagando en su mente.

Oculto tras bambalinas podía ver perfectamente a Yuri, quién comentaba algo con Mila y está reía negando con la cabeza. Otabek también sonrió ya sabiendo lo que Yuri decía y es que, lo más seguro era que estaba criticando al canadiense en el escenario, pues no le era novedad que no lo soportara. Según Yuri, no entendía porque alguien tan genial como el terminó por ser amigo de un imbécil como JJ.

Tampoco la actitud usualmente ruidosa y descuidada de Leroy ayudó mucho para caerle bien a Yuri si desde el primer encuentro JJ lo golpeó con la guitarra al momento de colgársela. Término por encabezar la lista negra de Yuri al disculparse en un intento de coqueteo con "la señorita".

Si tu quieres (Otayuri)Место, где живут истории. Откройте их для себя