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( 01 Mayo )
Narra Kim Young Mi.
Me crucé de brazos mientras miraba con atención las copas de vino sobre la mesa.

– Young Mi... – murmuró Lalisa. Yo seguía concentrada mirando las copas, no me convencían.

– No me convencen... ¿qué tal si las muevo un poco más a la derecha? – pregunté. Ella sólo sonrió levemente y se acercó a la mesa para moverlas un poco. – ¡No, no, no! ¡Espera, no las muevas tanto! – me acerqué de nuevo a la mesa para moverlas un poco de lugar, justo después de qué Lalisa las moviera. Finalmente, me giré a ella y le ofrecí una amplia sonrisa. – ¡Encontré el ángulo correcto! – Lalisa rió por lo bajo, y asintió.

– ¿Por qué tanto escándalo por el aniversario? – Yo abrí los ojos y me acerqué a ella.

– No es cualquier aniversario, hoy cumplo 6 años de haber conocido a... –  hice un énfasis en su nombre – TaeHyung. – y sin darme cuenta, una sonrisa se dibujó en mis labios.

– Me sorprende que llegaran tan lejos, no pensé que TaeHyung fuera en serio cuando dijo "una eternidad". – Yo levanté una ceja y reí levemente.

– La eternidad es para el matrimonio. – Lalisa me dió una sonrisa de oreja a oreja.

– No están tan lejos de ese camino, ¡hasta puedo visualizar pequeños TaeHyungs caminando por la casa! – Yo sonreí, y miré a mi alrededor.

Había anhelado y soñado con un futuro así con TaeHyung desde siempre.

– Bueno, ya, ya. ¡Dame la hora, Lalisa! – Ella descubrió su muñeca, dejando a la luz su reloj dorado.

– Son las... 2:30 p.m. – Yo miré la mesa adornada por un mantel blanco y encima un cubremantel rojo. Con velas de un ligero color amarillo, dos copas y en medio, un vino tinto.

Debajo de mis pies, esperaba un largo camino adornado por pétalos rojos, que daba hasta nuestra habitación, donde seguramente nos esperaba una noche de pasión.

Lalisa señaló la mesa y dió un 'me gusta' al alzar su dedo pulgar y sonreirme. Pero se perdió muy en mí atuendo no-tan elegante para la ocasión. Al verlo, chasqueó la lengua varias veces mientras negaba con la cabeza.

– Te falta algo, Young – y me empujó dentro de la habitación. Abrió el closet en el cual yacían mis prendas y negó de nuevo. – Más vacío no puede estar, ¿verdad? – me miró de reojo y yo me encogí de hombros.

¡Vayamos de compras, entonces!

記憶 ; kthWhere stories live. Discover now