Prólogo

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Sonaban con potencia las alarmas que anunciaban lo que menos esperaban; el reino contiguo daba un paso adelante dentro de sus tierras, buscaban la dominación del pequeño lugar.



Las princesas corrían siendo tironeadas por los guardias del castillo.



-Espera, no entiendo nada ¿Qué está pasando? - Preguntó asustada una de las princesas. El joven guardia le miró un par de segundos antes de volver a jalarle del brazo.



-Este no es el momento para que pregunte, solo sígame y confíe en mí por favor.



-Pero ¿Qué pasará con toda la gente del pueblo?



-Su alteza, debemos velar por su salud, debo protegerla con mi vida si es necesario, la gente del pueblo estará bien, pero por ahora no siga preguntando más cosas y sígame. - Repuso alterado el joven mirando hacia ambos lados, esperaba que no aparecieran delante de él, parte del ejército del reino contiguo.



La princesa corría detrás del guardia, preocupada, escuchaba como las alarmas aún sonaban, tenía miedo de lo que podría suceder si ella desaparecía del lugar, temía por su familia, por sus sirvientes, por la gente del pueblo y lo que podrían hacer los guardias reales del reino enemigo. Una fuerte brisa golpeó contra su rostro y la joven logró volver al mundo, notando que frente a ella había dos gigantes helicópteros.



-¿Qué es esto? - Preguntó sorprendida por aquellos helicópteros.



-Debe irse de aquí, no es seguro para usted esconderse aquí, estará segura viajando aquí.



-Pero ¿y tú? - Preguntaba aún desesperada, ya desde el helicóptero, el joven le miró desde abajo, sonriéndole amablemente.



-Es una señorita increíble, no se preocupe por su fiel sirviente, estaré intentando retener a los enemigos. Solo márchese de aquí. - La joven le miró entristecida negando con pequeñas lágrimas que empezaban a humedecer sus ojos. Nuevamente su fiel sirviente le sonrió aferrando la mano de la princesa, depositó un beso en el dorso de su mano. - Sea feliz en el nuevo lugar donde tenga que vivir.



-¿Dónde está Costia? - Preguntó llevándose una mano al pecho.



-La princesa ya salió de aquí en otro helicóptero. Es hora de que se vaya princesa Clarke. – Comentó dulcemente, cerró la puerta que los separaba, Clarke le miraba desde el helicóptero intentando tocar su mano, era imposible a través del vidrio y él sonrió dulcemente una vez más antes de verle marcharse.



-No, espere, no podemos irnos así, él se quedó abajo, no se salvará. Por favor, bajé el helicóptero.



¡Debemos salvarlo! - Gritaba desesperada Clarke, el guardia que piloteaba negó con la cabeza.



-Discúlpeme señorita, son órdenes del rey, no puedo volver a bajar. Ahora todo está en manos de los reyes. - Aseguró sin voltear a mirarle, Clarke estaba sorprendida y no sabía qué hacer, movía sus manos desesperada, sin poder hacer nada más.



Veía como las tierras se convertían en mar y ya no existían tierras, solo podía ver más al horizonte.



-¿A dónde me lleva? - Preguntó ya más calmada.



-El destino está escrito, debe saltar sobre Polis. Allí deberá defenderse con todo lo que sabe, contra las personas que conozca. Señorita, esto no es una forma de practicar, esta vez es real, no todas las personas son amables, no confié ni en su sombra.



-¿Cómo me dices que no confíe en mi sombra? - Preguntó aturdida, logrando distinguir tierras bajó el helicóptero.



-Es solo una expresión, confío en que alguien le ayudará, pronto la princesa Costia se reunirá con usted, solo dependerá de cuánto tiempo necesite para localizarse en la ciudad.



-¿Costia también fue mandada a Polis? - El hombre asintió, señalando un paracaídas; Clarke le miró extrañada - ¿Quiere... que lo use?




-Este helicóptero no debe tocar suelo, deberá saltar de él, confío en que tenga un buen aterrizaje. Señorita, ha sido un honor servir para usted, no tenga miedo de la gente, puede enfrentarlos con todo lo que sabe.



-Tengo miedo. - Inquirió suavemente, el hombre negó sonriéndole.



-No tema, siempre encontrará la luz, usted es luz... Ahora, cuando yo le diga salte, lo debe hacer.



¿Entendido? - La princesa asintió. - A la cuenta de 1... 2... 3... ¡Salte! - Y así lo hizo, Clarke saltó del helicóptero, gritando desesperado, mientras activaba el botón del paracaídas que comenzó a abrirse.




La princesa Clarke, ha caído en el río kom Trikru





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[CLEXA ] Finding Love / AdaptaciónNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ