|| Dos ||

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Seis días habían pasado desde que la estúpida orden de Dumbledore había decidido atacar su cuartel, lo único positivo que veía de todo ese embrollo era que había lastimado a un Weasley.

Su nuevo hogar –había descubierto que era mejor tener un lugar donde vivir sin necesidad de estar rodeado de sus estúpidos sirvientes- se había movido a una pequeña cabaña de campo lejos de Londres. La acogedora casa era una de las que pertenecían de la herencia de Salazar Slytherin, algo que había confundido al Lord Oscuro.

Un día bastó para que los mortífagos de confianza y él mismo pusieran manos a la obra, logrando que la cabaña siguiera siendo la misma por fuera, pero por dentro era muy parecida a la mansión que acaban de abandonar.

Nagini parecía muy cómoda por el lugar, así que no tendría que soportar los siseos enojados de la serpiente por no tener un bosque cerca. El ojirojo colocó nuevamente sus pertenencias por toda la habitación, aunque esta vez decidió agregar las que había dejado en su antigua casa, convirtiendo completamente suyo ese lugar.

La base de operaciones decidió dejarla en la mansión que había pertenecido a su padre, al final, ¿para qué quería vivir en un lugar que le recordara a su muggle progenitor? Lo único bueno que encontraba era que los mortífagos parecían felices con eso, molestando a los muggles que aún vivían en el pueblo.

Miró la ventana por un segundo cuando sintió una suave magia aparecer y desaparecer frente a él. Entornó su mirada a su escritorio para encontrarse un papel cuidadosamente doblado.

"Me alegro que haya decidido confiar en mí, tal vez podamos seguir contactándonos... al menos yo a ti.

¿Sabías que el miembro más débil de la orden es Tonks? La chica de cabello multicolor, quien, por cierto, vigila la entrada del Departamento de Misterios los jueves y sábados de las 19:00 a las 22:00 hrs.

Todavía no es de mi conocimiento cómo puedo llegar a ser auror.

Atte: NB.

PD: Si quieres más información debes jurar no hacerles daño a Remus Lupin y Sirius Black.
Tú júralo, yo sabré si lo haces."

El Señor Tenebroso frunció el ceño ante esa carta, analizando lo que podría hacer, era claro que... ¿Cómo se hacía llamar? ¿NB? Bueno. Era claro que NB tenía información que él desconocía y si sólo le pedía no dañar a dos personas, ¿qué tan difícil debería de ser? Aunque, la cuestión es: ¿realmente confiaría en esa persona? La primera nota le había ayudado en sobremanera, pero eso podría ser una trampa.

Letras pequeñas empezaron a aparecer en el pie de la página:

"Veo que dudas. Entendido.
Yo juro que las notas que mando son con el simple plan de que ganes la guerra, en caso contrario deseo morir en ese instante y que mi muerte sea la más humillante que el planeta haya visto.

Toca el papel para que el juramento se complete."

Voldemort lo pensó un poco antes de tocar el papel con su dedo índice, sintiendo el típico calor -magia- rodeando su cuerpo después de un juramento.

Decidió hacer el juramento después de pensar bien las cosas.

¿Qué clase de bruja/mago era su nuevo aliado como para impregnar un juramento en un papel? ¿Cómo haría para que las cartas llegaran a él aun cuando las barreras de su casa eran unas de las más poderosas?... ¿Quién era NB?

Fuese lo que fuese, esa persona era demasiado poderosa para ignorar una tregua tan maravillosa como ésa.


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Día dieciocho, décima octava publicación.

¡Gracias por leer!
¡Les amo!

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