Capítulo IV

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Los siguientes días que corrieron previos a la gran fiesta de las fraternidades transcurrieron de la siguiente manera. Luego del accidente de Gabe y el desastre en la biblioteca, Nolan había pasado toda la noche sin pegar un ojo, terriblemente preocupado por el latino y su brazo, pero sin su teléfono no podía enterarse de nada. Y ni siquiera había podido ir por sus cosas, ya que una vez que había conseguido escaparse de su hermana, asegurándose de que Cora no iba a acercarse con rumores (que sinceramente en ese momento le importaba poco y nada), se había visto arrastrado por sus amigos, donde Corey había vuelto a mencionar el accidente de Gabe, haciéndolo sentirse más miserable.

No obstante, no había podido escaparse de su grupo y ninguno de los amigos del latino se había acercado a su habitación, ni siquiera Ethan. Decidido y enojado, intentó escurrirse en medio de la madrugada, pero las tres veces Liam se despertó como si tuviese súper oídos. Recién al día siguiente, en la cuarta hora de clases, la que compartía con Ethan y Garrett, obtuvo su respuesta. Ni siquiera lo dudó al verlos, acercándose a ellos ante la mirada de todos.

Allí, Ethan le entregó su teléfono y le hizo una señal para que se alejase, consciente de la mirada furibunda que les dedicaba Liam. Segundos después, comenzó una catarata de mensajes en su teléfono informándole sobre lo que el doctor Deaton le había dicho a Gabe. Por fortuna, nada de quebraduras, pero había estado cerca y por ello tendría que utilizar un yeso durante un tiempo para no empeorar el problema.

Entonces, a Garrett no se le había ocurrido de otra que enviarle un mensaje bromeando con que por lo menos no había sido la muñeca derecha, por lo que Gabe podría jugar consigo mismo sin problema. Y Nolan explotó automáticamente en un sonrojo furioso, llevando a los otros dos a estallar de risa, interrumpiendo la clase y siendo castigados a pasar un par de horas en detención. Nolan había zafado de ello, pero tuvo que pasar toda la tarde con sus amigos porque, simplemente, el rubio no dejaba de cuestionarle sobre lo que había sucedido en clase, antes y después de su sonrojo furioso y la risa de Ethan y Garrett, cosa que se había rehusado a contestar.

Recién al tercer día había podido ver a Gabe, pero para su sorpresa, éste no se mostró molesto, sólo cansado de la culpabilidad que Nolan mostraba por lo que había sucedido, no importaba cuántas veces Gabe le había dicho lo contrario. Y al final, por su enorme bocota, se había visto obligado a asistir a la gran fiesta de las fraternidades, puesto que había dicho que haría lo que sea que Gabe quisiera para compensar la mano enyesada. Y de todo lo que podría haber elegido, el latino había pedido que fuera a una tonta fiesta que para él no iba a terminar en otra cosa más que en una batalla campal entre los grupos de Theo y Gabe. Suspiró agobiado y estudió la multitud. Extrañamente, ambas fraternidades se hallaban entremezcladas como si no existiese rivalidad alguna entre ellas. Increíble, pero cierto.

—Te lo dije, hombre. Es "la" fiesta. No hay modo de que alguien quisiera perderse esto— manifestó exaltado Mason al ver su expresión de sorpresa.

—No hasta que recuerden sus rivalidades y comiencen a matarse —se quejó Nolan todavía receloso, mirándolo serio, antes de dar otro vistazo a la multitud— Además, demasiada gente.

—Comparto ese punto— apoyó Corey observando a su alrededor también un poco dubitativo.

—Sólo relájense. Y vayamos por Theo— propuso Liam emocionado.

—No deberíamos tomar partido por ninguna fraternidad. Vinimos, pero nos quedamos en el medio— manifestó decidido el pecoso, plantándose más firme en el suelo.

—¡Oh! Claro. Lo olvidé. Tú estás de parte de Ethan ¿Y de Garrett también?— apuntó el rubio con cierta malicia sobre los supuestos rumores que flotaban en el aire, reacio a ceder a la propuesta de su amigo.

Reglas para una tutoría secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora