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Mientras el velo del sueño se hacia cada vez más ligero, la sensación de un roce en su cabello era más notoria para Makoto; así como el dolor punzante en su cabeza, que se intensificaba a cada segundo. Escuchó voces, algo distantes y luego nada.

Quiso girarse para ver si el dolor disminuía, pero algo se lo impedía. Se llevó la mano a su frente y se le escapó un leve quejido. Más voces, que terminaron de arrancar los velos del sueño, haciendo que nauseas se unan al intenso dolor de cabeza.

"Pero, ¿por qué?", pensó aun negándose a abrir los ojos.

La respuesta llegó mediante imágenes sueltas desfilando en su adormecido cerebro.

La llamada de Nagisa, Sousuke ofreciéndole vino, Sousuke conteniéndolo mientras su alma se escapaba en forma de llanto, Sousuke ofreciéndole su mano, Sousuke en el café y luego en bar... y eso era todo.

"Oh, no"

Su memoria se negaba a ofrecerle mas recuerdos. ¿Había hecho algo malo?, ¿algo vergonzoso? ¿Cómo había llegado al hotel? ¿Estaba en el hotel, cierto?

Abrió los ojos lentamente y se encontró con otros azules que brillaban a pesar de la penumbra.

—Haru... —soltó con alivio en un murmuro casi inaudible, y al hacerlo sintió un sabor horrible en el paladar, haciendo que las náuseas se incrementaran. Miró instintivamente hacia la cama de Sousuke. Quería y al mismo tiempo no quería saber como había llegado al hotel. También quería pedirle disculpas y agradecerle, y quería saber si estaba bien.

Se asustó al verla vacía, pero sintió un raro alivio al ver las señas de que recién había sido ocupada. Al volver su vista a Haru, prestando un poco más de atención a su entorno, notó que la oscuridad era rota por la luz que se colaba de la puerta entreabierta y de una pequeña lamparita de pared, que estaba entre su cama y la cama de Haru. También vio la silueta de Rin, recostada en su cama, detrás de su amigo y fue consciente del sonido leve de su respiración.

—¿Qué hora es?

—Casi media noche —le respondió su amigo, acomodando innecesariamente el edredón sobre él—. Llegaste alrededor de las cuatro treinta, tal vez cinco. —contestó la siguiente pregunta que tenía en mente.

—Ah, lo siento. Haru...

—¿Cómo te sientes? —¿Qué como se sentía? Pregunta difícil. Aun se sentía culpable, ahora también avergonzado, adolorido e indispuesto...

—Mal —admitió. Recibió una pequeña sonrisa de consuelo, y esos roces en su cabello, que ahora sabía que eran las caricias de Haru, se hicieron otra vez presentes.

Se miraron a los ojos por un breve instante. El dolor que teñía la profunda mirada de su amigo le dolió más a él. Tomó la mano de Haru y la apretó fuerte contra su pecho volviendo a cerrar los ojos. Quería decirle infinidad de cosas, pero no tenía fuerzas para hacerlo.

—Yamazaki fue a traer agua para que tomes analgésicos, te harán sentir mejor.

Makoto negó luchando, con las ganas de llorar, no quería hacerlo, ya no más. No creía poder sentirse mejor, estaba seguro de haber arruinado la cena de Navidad para Haru y Rin... pero ¿en que estaba pensando? Ah sí, pensó que beber aliviaría un poco todo ese sentir y luego, simplemente, dejó de pensar.

"Soy un idiota"

—¿Se durmió? —la voz de Sousuke, interrumpiendo su sesión de culpa, lo tomó por sorpresa. No había escuchado sus pasos o la puerta al abrirse.

—No —respondió Haru. Makoto tuvo que tragarse su avivada vergüenza y abrir sus ojos.

Sousuke estaba parado con un vaso en la mano y una semisonrisa burlesca en el rostro. De alguna forma esa sonrisa lo hizo sentirse más tranquilo.

Por tiWhere stories live. Discover now