Capitulo 8.

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No pensaba ir a trabajar ese día, pero se supone que los adultos somos responsables y Dalia me obligó, así que no tuve más opción que ir. Ella seguía esperanzada en que esta fuera por fin mi única- sobretodo- y más grande historia de amor.

Patrañas.

Avancé lentamente la última calle que quedaba para llegar al trabajo, no tenía nada de ganas de ver su cara, y menos desde lo que había pasado unas horas atrás. Era vergonzoso.

Saludé al portero y pasé rápidamente con Analise por mi gafete, caminé rápido hacia el ascensor y por suerte estaba vacío. Toqué el botón y me recargué en la pared esperando que las puertas se cerraran.

-Alto!- gritó la señora Harrison haciéndome sobresaltar.- ¡Detén el ascensor!- volvió a gritar, y lo detuve.- Gracias- murmuró una vez dentro y respirando pausadamente.

-¡Hola Michael!- dije al bebé que llevaba en sus brazos- ¿cómo has estado hoy?- pregunté para que su madre respondiera

-Algo mal- dijo ésta- ha tenido un poco de fiebre y la niñera me canceló- murmuró- lo tuve que traer de nuevo al trabajo.

-Pero… su cuñado es el jefe- murmuré- ¿no le puede dar permiso para faltar?

-No- contestó cansada- no se da un descanso ni el mismo, mucho menos a nosotros

-Lo siento- me encogí de hombros.

El ascensor siguió avanzando hasta que a mitad de camino, alguien apretó el botón para que éste parara y poder subir junto a nosotras.

Las puertas se abrieron, y mi peor pesadilla- Damián para los amigos- entró al ascensor diciendo buenos días.

-¡Cómo estás bebé Michael?- preguntó hacia el bebé

-Bien- dijo la señora Harrison- tensa mientras yo la miraba asombrada

-¿Bien?- pregunté- el bebé tiene fiebre y dice que está bien solo por miedo a su cuñado?- negué con la cabeza- ¿Ve lo que ocasiona?- pregunté dirigiéndome al jefe.- ¡Hasta su propia familia le tiene miedo! Debe dejar el pasado atrás, vivir su nueva vida- golpee su pecho- cambiar su humor cuando necesita hacerlo. Deje de ser un maldito viejo huraño- gruñí mirándolo a los ojos.

-Señorita Tellem- murmuró furioso- ¿sabes usted que por esto la puedo despedir y echarle a perder su sueño?

-Si- respondí- pero no dejaré que su sobrino esté aquí sin ir al doctor solo porque su cuñada tiene miedo de usted.

-¿Es cierto?- preguntó a la señora Harrison- ¿Michael está enfermo?

-Si- murmuró ésta

-¿Porque no lo dijiste?

-Nunca dejas que descuidemos el trabajo, y menos los miembros de la familia- murmuró 

-Pero en este caso sí, estamos hablando de la vida de mi sobrino.- gruñó- es más, yo te llevaré- dijo parando el ascensor

-¿Y que se supone que haré yo?- pregunté

-Irás con nosotros- dijo firmemente

-Debo trabajar

-Le estoy ordenando que venga con nosotros y así lo hará.

Christmases when you were mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora