CAPITULO UNICO

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Empezó con una fotografía, un cuadro estático, una representación de la realidad en un determinado tiempo y momento, una captura a un único segundo que será distinguido del resto. Una pizca del recuerdo que se desea prevalecer, que se desea atesorar con el anhelo que solo quien está detrás de la lente podría entender. Con un enfoque correcto, con la luz reflejada en la imagen y resaltando los colores, hasta darle un toque casi angelical al actor y foco central.

El sonido de la cámara al accionarse fue la única alarma que el protagonista de tal cuadro tuvo para saber que había estado siendo observado, pues cuando reacciono y alzo la mirada, unos sorprendidos iris azules le dieron la bienvenida al salir tras la cámara, el invasor permanecía inmóvil después de haber sido capturado, en su intrusión de la intimidad de otra persona, fue solo el rápido giro que dieron sus pies antes de que desapareciera de entre los arboles de aquel lugar alejado del bullicio, un pequeño e improvisado mirador entre los limites del campus universitario.

Donde los grandes campos decoraban los bordes en las montañas y acogedores casas de dos pisos con patio trasero se esparcían por el manto campestre, con un cielo en tonos rosáceos, que se reflejaban en las mejillas de aquel espectador de mirada melancólica.

Un hermoso cuadro, en el momento preciso.


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Empezó con un mensaje, un tintineo repetitivo y melódico, sonó desde su celular hasta el otro lado de la habitación roja, cuyas pareces estaban decoradas por diferentes cuadros, de diferentes momentos, en diferentes escenarios.

Cuando llego hasta el aparato vio el mensaje escrito en el. Una invitación un tanto informal y peculiar para una reunión en casa de Kagami, no se explicaba el motivo salvo probablemente beber algunas cervezas, después de todo era lo que el pelirrojo requería para su visita. Con una rápida contestación, Aomine regreso a la mesa en la que estaba trabajando, antes de sacar a relucir los cuadros de sus ultima colección.

Después de terminado todo, recogió sus cosas, un celular y su billetera. Pasaría a comprar las cervezas después de tomar el tren.

Se dejo refrescar por la brisa del atardecer, camino hacia el minimarket, cuando hubo ingresado camino hacia la zona de bebida para hacer su debida compra, pasando por la pareja que parecía discutir en la entrada, ante la atenta mirada de los curiosos que miraban con la intención de conseguir algo de aquel espectáculo.

Los jóvenes de hoy en día no conocen la vergüenza— murmuro una señora ya pasada en años a la otra con una edad y corte parecido.

Aomine ignoro todo aquello, dirigiéndose hacia la caja, donde un castaño y temeroso joven atendió su pedido. El tintineo de la puerta callo los murmullos que se iban creando en el lugar, y un joven rubio ingreso después de despedir a su acompañante de una no muy cálida manera. El moreno desvió la mirada, viéndolo ligeramente por el rabillo, mientras era atendido. Pronto el joven pareció alcanzarlo en la caja, donde solicito una caja de cigarrillos la cual se le otorgo, y para la cual no pudo pagar después de cerciorar sus ropas. Fue entonces que Aomine decidió intervenir después de escuchar el gruñido de frustración que lanzaba el chico. Ofreciéndose a pagar por la cajetilla ignoro la protesta del joven rubio quien lo acompaño a la salida aun negándose a tomar la caja.

—Deja de hablar y tómalo. —Aomine intento callarlo, girando y viéndolo cara a cara por primera vez. Fue en ese momento que lo reconoció como aquel del cual había tomado una imagen la semana pasada.

University Days » [ AoKi ]Where stories live. Discover now