Después de todo el viento ha de soplar

Duerme

Todo ahora es silencio, todos están dormidos, la única consciente soy yo, aunque no creo que me falte demasiado para caer en los brazos de Hipnos, los párpados empiezan a pesarme, y las preocupaciones están abandonando mi mente. Solo puedo pensar en lo agradable que será el dejarme resbalar por las suaves sábanas, el reposar mi cabeza y mis pies en el mundo de los sueños.

Ese lugar que varía dependiendo de su ocupante, creador. Yo veo un cielo azul oscuro, perteneciente a una noche estrellada, los copos tiñen las oscuras nubes a un tono difícil de describir, mi madre lo llama problemas, dice que para que este color aparezca el azúcar debe ser espolvoreado sobre el carbón.

Y no estoy sola en este lugar, muchos seres han llegado, se han marchado o continúan en esta sala, todos, al fin y al cabo, se marchan, pero no solo en los sueños.

Desde que tengo sentido de la razón recuerdo ser una persona curiosa, cabezota y soñadora, ya fuese dormida, despierta o en ambas a la vez. Era y soy capaz de imaginar situaciones de las cuales solo he leído u oído hablar brevemente, no importa si es mitología, magia, acción, cualquier cosa que me ayude a escapar de la realidad es más que bienvenida, bueno, no todas las ideas, el amor no suele frecuentar conmigo.

Nunca he sido capaz de escribir sobre el amor con comodidad, lo he intentado, no lo niego, pero parece algo superior a mi persona, tal vez sea posible cuando despierte y la realidad me haga caer de la impresión y, según la teoría, él estará ahí para detener mi caída.

Pero hasta que ese momento llegue, hasta que logré abrir los ojos y caerme, dormiré y soñaré con lo que puede pasar hasta ese momento.

Porque ahora es hora de dormir.