6 [Dancer Au]

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A Kuroo se le da muy bien hacer la danza del vientre y Daichi demuestra su elasticidad en muchos lugares.

Rated M

El techo del estudio es alto, la acústica resuena bien, y hay muchas paredes transparentes de cristal

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El techo del estudio es alto, la acústica resuena bien, y hay muchas paredes transparentes de cristal.

Está deseando traer su altavoz y conectarlo al bello equipo de sonido que quiere probar desde la primera vez que lo vio.

-¿Me ayudas a estirar?
Ve de refilón como llega su compañero, el también empieza dentro de poco.

Asiente con desgana y sube la pierna a su hombro cuando él se lo indica.
No puede evitar mirarle a los ojos fijamente, se percata de ello, pero en vez de preguntar, se da media vuelta y sube la pierna a su hombro.

Hacía atrás.

Su novio quiere verle sufrir.

Empieza a estirarla utilizando el índice y el pulgar, cuando decide pasar por la sonda interior de sus muslos -un buen lugar para meter la cabeza- Daichi se tensa y masculla un insulto.
Como si no supiera que ambos pueden jugar con fuego.

Al ver que empieza a acostumbrarse a las caricias -aunque a veces sigue dando pequeños botes- decide subir de nivel.

-¿Quieres que suba la otra también?
Musita una afirmación -o eso le parece-, pero cuando Kuroo va a enganchar su extremidad derecha, oye a un monitor -el encargado del show- llamándoles.
Ya sabéis , el tiempo vuelva cuando te lo pasas bien.

 Ya sabéis , el tiempo vuelva cuando te lo pasas bien

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Estira la pierna toda la amplitud que puede. Se está clavando la muñeca contra el suelo y aún así, sabe que no está dándolo todo.

Ahora sí, cuando se pone de pie con un pequeño salto, el público enmudece.
Aunque no le está mirando, nota la mirada de Kuroo quemándole la nuca cuando empieza a dar vueltas.

Pero no debe pensar en eso.

Gira la cabeza hacia el centro y antes de terminar esa vuelta, vuelva a girarla, justo antes de encontrarse cara a cara con los focos.
Le suda mucho la frente y agradece haberse puesto vendas practicamente bañadas en talco en las manos.

Cuando va a saltar, el público se silencia de forma que la tensión esta lista para ser rasgada por la más mínima distracción que no sean sus piernas moviéndose.

Las cruza delante, gira sobre una, salta haciendo la cesta, se poner de pie desde una plancha.
Pero siempre, siempre, siempre, lo que más hace mutismo en la sala, es el salto final.
Porque se ve a leguas que está reventado -aunque lleva demasiado entrenando para eso-, esta transpirado pero no lo suficiente como para ser un factor añadido a las posibilidades de fallar, o peor, sufrir un esguince.

Pero realiza el primer paso largo con elegancia y soltura.
El segundo se realiza rápido y corto. En el tercero sus pies ya no están sobre plano.

Coloca su cuerpo para que en cuanto caiga pueda volver a coge impulso.
Y, al cogerlo, se queda girando -e impulsando- sobre su pie izquierdo.

La ovación es infinita.
Las lágrimas, acumuladas con tantos sabores que hablan de sentimientos, también lo son.

En el camerino se ve obligado a buscar fuerzas de donde no las tiene para levantarse a abrir la puerta

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En el camerino se ve obligado a buscar fuerzas de donde no las tiene para levantarse a abrir la puerta.

Antes de poder procesar nada, unos labio furiosos, que queman y destilan pasión, devoran los suyos.
La flexibilidad que antes ha usado para sorprender al mundo ahora es utilizada para calmar bestias.

Kuroo juega con la estructura sus caderas para presumir de movimientos y demostrar que el también puede llevar a alguien, en este caso su novio, a la locura.
Se deja desnudar por arriba pero cae rendido en su pecho cuando intenta algo más.

Entiende que su novio necesita eso, lo entiendo sobre todo por esa dureza clavada inmovible sobre sus caderas.
Así que usa su comodín y se tira con Kuroo a su sofá, quizá en un rato me ayude con su problema, pero ahora es él quien tiene que entender que necesita un descanso.

Aún así no consigue persuadirle de que suelte su culo y deje de besar su hombre.

Prioridades, supongo.

KuroDai Week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora