a n t e s

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Preparó la cámara con cuidado, la colocó en el trípode, debía estar en el lugar correcto.

Tomó asiento en la silla opuesta y se dedicó a observarla.

Ella escribía, anotaba palabra tras palabra en ese cuaderno que llevaba a todos lados. Sostenía con cuidado un lápiz afilado, tenía muchos iguales a ese en el cajón de su escritorio, siempre los perdía. Por un momento lo único que se escuchaba era la fricción del grafito contra el papel.

Aún era un misterio para la menor lo que escribía con tanto esmero. Nunca se atrevió a leerlo.

Rapunzel prometió siempre respetar su privacidad.

La mesa estaba ordenada por un florero con un clavel rojo casi marchito en su interior, platos blancos con comida, su taza favorita, su cuaderno y un libro. La luz se colaba débilmente por las ventana, pero iluminaba lo suficiente para poder verla con claridad.

Elsa estaba cansada, se notaba en sus ojos que habían perdido brillo, en sus cortas y falsas sonrisas, en sus lentos y pesados movimientos. Ya no era la misma que conoció hace un par de años.

Su necesidad por café había aumentado en los últimos meses. Terminaba el contenido de la taza y la rellenaba una y otra vez.

La mayor dejó el cuaderno a un lado y tomó el libro que había cargado desde hace un par de semanas en su morral. Lo hojeaba de vez en cuando, Rapunzel no sabía el título de la obra pero había memorizado la portada. Elsa amaba los escritos con contenido filosófico, siempre le explicaba temas que la rubia no terminaba de entender, pero no por ello dejaban de ser interesantes.

Alternaba estas actividades con un sorbo de café, en la mesa también reposaba un plato con tostadas frescas pero las ignoraba, de seguro no tenía hambre.

Me pregunto si el tiempo también se detiene a veces para ti.

Elsa por fin habló y Rapunzel sonrió, recordó cuando jugaban a quién lograba estar más tiempo sin moverse.
Elsa siempre ganaba.

Esos juegos y bromas que solo ambas entendían. Los extrañaba.

Sin embargo supo que en ese momento sus palabras tenían otro significado, no estaba hablando de un juego. Está hablando de sus sentimientos.

Elsa se había enamorado de ella.

Solía decir que cuando estaban juntas sentía que el tiempo se detenía, era una extraña sensación que la hacia sentirse eterna.

¿De qué sirve aferrarse a algo que está desapareciendo?

Rapunzel pudo sentir un nudo formándose en su garganta.

Elsa tomó de nuevo su libro y leyó un poco antes de seguir hablando.

Solo harás que tu corazón se lastime más.

Hizo una pausa mirando fijamente a la cámara.

Y de nuevo me pregunto ¿cuál es el propósito de vivir así?

Su voz sonaba más grave de lo normal, Rapunzel siempre amó su voz, amaba cómo las palabras parecían tomar un sentido completamente diferente cuando ella las decía.

---Amar es sufrir supongo. Estamos condenados. ---Rapunzel sabía que sus conocimientos sobre esos temas eran mucho menores que los de Elsa, pero se animó a decir algo, no quería quedarse todo el rato tan solo escuchando a la otra hablar.

Congelada en el tiempo ; elspunzelWhere stories live. Discover now