De las pruebas a la victoria♡

Al llegar a casa

Cuando se bajan del auto y llegan a su casa Shay caminaba con temor. Estaba sudando en exceso y su hermana Lisa le pregunta:

- ¿Hermana, qué pasa? Te ves asustada, ¿hice algo malo? Lisa pregunta con su ceño fruncido y sus manos entre cruzadas.

- Hay algo que no te he contado aún. Te había hecho muchas historias de que nuestros padres eran los mejores. Que nos enviaron a la ciudad para que pudiéramos tener un buen futuro y tengamos una buena vida. Para tener un trabajo estable como ellos nunca tuvieron. Todo lo que te conté eran solo historias. - Shay decía cada palabra sin mucho rodeo, sin querer que le preguntara.

- ¿Qué quieres decir? ¿Nuestros papás eran malos? Dime que fue lo que pasó de verdad. - Lisa pensó que la decepcionó, por antes no haberle contado la realidad.

-Nuestros padres no eran malos. Solo que no sabían cuidarnos como se debía. Nuestra mamá engañaba a nuestro padre, porque de esa manera ganaba dinero para mantenernos. Nuestro papá lastimaba a nuestras otras hermanas y a mí. -Shay no hace más que pensarlo con dolor por haber recordado el pasado. El dolor que sufrió en el pasado, nadie lo debería de pasar.

-Lo siento hermana. No sabía nada y me entristece saber eso. ¿Qué edad tenía cuando ocurrió todo eso? - Lisa estaba un tanto triste por no saber. Pero a la vez está bien, porque luego se afectaría más si lo hubiese sabido de más pequeña.

- Está bien Lisa, tuviste una duda y la te la aclaré. - Aún estando triste no podía mirar al pasado ya que luego caería en el sufrimiento y eso no era lo mejor. No ahora que cuida a su hermana Lisa.
-Tenías un año de nacida. Con la ayuda de Dios, te pude sacar de las manos de nuestro padre. - Shay frustrada recordando que si hubiese ayudado a sus demás hermanas y llevado a su madre junto con ella a otro lugar fuera más feliz de lo que es.

(...)

Ya estando en sus habitaciones tratando de olvidar lo ocurrido y mientras se miraban una a la otra, Lisa se fue a jugar con sus juguetes porque veía a su hermana triste. Pero no quería hacer, ni decir nada, porque todo es a su tiempo. Ella pensaba que era lo mejor para ella, pensando en que se podría entristecer más por si hacía algún movimiento en falso.