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Estar a cargo del restaurante ha sido más díficil de lo que pensé.

La gente no ha dejado de llegar desde que mi hermano abrió las puertas en la mañana, ordenan para comer aquí o la peor parte, a domicilio.

Cuando eso sucede, mi hermano se encarga de llevar las entregas y yo soy la que se queda de mesera y cajera, corriendo de un lado al otro, limpiando, tomando órdenes, retirar las órdenes de la cocina, llevarlas a la mesa, estar en caja, volver a limpiar ¡es demasiado para mi escualido cuerpo!

La señora Chan a pesar de su edad tiene una ágilidad y rapidez envidiable, definitivamente si no fuera por ella, estaría llorando bajo alguna de las mesas.

Mi hermano a pesar de ser un bueno para nada, ha sido de mucha ayuda en estos...¿días?

- ¿Desde cuándo no están papá y mamá?

- Desde hoy en la mañana, querida. - responde la señora Chan, con total tranquilidad.

Esperen ¿qué?

- ¡¿HOY?! CREÍ QUE YA LLEVABAN DÍAS LEJOS ¡YA NO PUEDO AGUANTAR TANTO ESTRÉS!

- Cállate, loca. - replica mi hermano, extiende su mano hacia mi para entregarme una botella con agua ni tan fría ni tan caliente, al ambiente como me gusta. - Debes hidratarte y salir, SeokJin acaba de llegar.

Sorpresivamente me siento como nueva, salgo de la cocina dando largas zancadas y arreglando un poco mi vestimenta, no vaya a pensar que soy una vagabunda en vez de su futura esposa.

- Hola, SeokJin oppa ¿qué puedo servirte hoy?

Pídeme a mí, por favor, no tengo muchas calorias.

- Haseul, un gusto verte. - sonrie amablemente mientras sube las mangas de su camisa blanca hasta sus codos. Dios. - ¿Todo bien con el negocio?

- ¡Claro! Todo en orden gracias a mí, obviamente.

Ríe y yo me siento derretir.

- Me alegro. - responde, le da una vistazo al menú frente a él y luego lo deja de lado. - Creo que hoy probaré algo diferente, ¿qué me recomiendas?

- Bueno, a mí me encanta el dakbal pero eso...

- ¡Perfecto! Una orden de dakbal, por favor. - pide con entusiasmo.

- Pe-pero eso es muy picante, puedo decirles que lo hagan menos picante para ti, aunque no sería lo mismo pero no todos lo toleran, yo sí pero ...

- Si tú puedes entonces yo también. - interrumpe, anoto su pedido en la cartilla y avanzo casi corriendo hasta la cocina. - SeokJin oppa quiere una orden de dakbal.

- ¿Qué? ¿Acaso está loco? - mi hermano y la señora Chan se ven sorprendidos como lo esperaba.

Literalmente es el platillo más picante del menú, mi mamá incluso ha pensado en quitarlo de la lista porque son muy pocas las veces en que lo piden.

- Le dije que era picante y que si él quería, podiamos hacerlo menos picante pero se negó. - respondo con una mueca. - Dijo que si yo aguantaba, él también puede.

- Tú porque eres una salvaje, mamá va a matarnos si se entera que le dimos dakbal a Jin.

- Pero también nos mata si se entera que no le dimos lo que él quiso. - le interrumpo.

La señora Chan por su parte se ha quedado en silencio, mientras que prepara el platillo especial de Seokjin.

Si yo puedo, él también ¿verdad? No es taaaaaaan picante como lo hacen ver, yo diría que es muy sabroso, con tantos sabores que explotan en tu boca, ah, ojalá la señora Chan haga algo extra para mí.

- Haseul, la orden está lista. - avisa. - He puesto algo de arroz en una bandeja para que le baje lo picante.

Llevo la comida hacia la mesa donde un sonriente y bello hombre me espera, bueno, no a mí, a su comida.

- Huele delicioso. - cierra los ojos disfrutando el aroma que desprende el platillo frente a él.

- ¿Deseas algo de tomar? ¿Sí? Está bien, traeré agua. - no espero su respuesta y me dirijo hasta la cocina por una botella de agua.

No demoro ni dos minutos y al regresar lo veo, con su rostro completamente rojo como un tomate, golpea la mesa llamando la atención de las personas y todos comienzan a alborotarse, corro hasta él con la botella en mano lista para que la beba pero el líquido simplemente cae de su boca.

Mi hermano a mi lado llama a una ambulancia y le dice desesperado que venga hacia el restaurante, a la señora Chan parece que le ha dado un ataque y lo único que hace es gritar mientras que yo no sé qué hacer, tiemblo como un chihuahua, llena de miedo y nerviosismo.

- Oppa, no mueras por favor. - las lágrimas caen de mis ojos como cascadas.

La ambulancia llega minutos después, llevándose a un Jin que no deja de toser y dejando una gran conmoción en el restaurante.



Beauty and the beast; ksj Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon