Aqui contigo.

11 2 4
                                    

Mientras Mitobe aseaba el suelo del balcón, Atsushi no dejaba de pensar en qué hacer para mantenerlo a salvo, ya había olvidado la idea de hacerlo recordar quién era, ahora solo quería mantenerlo vivo, mientras él pensaba eso, Mitobe mojó un paño más pequeño y se acercó temeroso hacia el barandal del balcón para poder limpiarlo también y fue ahí que sucedió de nuevo, Mitobe lo pensó solo por un segundo al atreverse a mirar hacia abajo, pero pareció que Atsushi había leído su pensamiento pues de inmediato presintió algo malo y fue hacia él mientras se ponía de pié y asomaba un poco por encima del balcón, Mitobe le temía a las alturas, pero con aquellas intenciones la verdad no importaba demasiado, puso ambas manos temblorosas sobre la madera solo segundos antes de que algo invisible lo sujetara rodeando su torso y con una fuerza increíble lo jalara hacia atrás, lejos del barandal e incluso haciéndolo rodar una vez en el suelo.

-!!- esta vez aquello fue demasiado como para ignorarlo, no estaba imaginando cosas, había algo con él, algo que podía agredirlo de esa manera y fue cuando el pánico realmente se apoderó de Mitobe, ni siquiera pudo levantarse de inmediato, hizo el intento, pero sus piernas no le respondían y tuvo que arrastrarse algunos metros hasta llegar a las escaleras para bajar al templo, bajó sujetándose de las paredes lo más rápido que podía, pero eso solo lo hizo tropezar a mitad del camino y aún a mucha altura, sintió que iba a golpear el suelo gravemente, sin embargo antes de darse cuenta notó que se había detenido a solo centímetros de que su cara tocara el piso, se encontraba levitando en el aire y eso solo lo hizo sobresaltarse mucho más, se removió con violencia hasta que aquello lo soltó dejándolo caer con mayor suavidad y permitiéndole correr hacia la salida; Ya en el templo, Mitobe consideró sus opciones a la velocidad que su pánico se lo permitía, lo primero en que pensó fue en huir, tal vez encontrar ayuda y corrió hasta la puerta principal de la propiedad, pero ni siquiera llegó cerca de ella cuando vio los seguros girarse por si solos y los cerrojos bloquearla completamente, frenó su carrera y corrió en dirección opuesta esta vez dirigiéndose a su habitación y encerrándose ahí en un acto casi absurdo tratando de escapar de lo que lo perseguía.
     El miedo era algo peculiar, hasta hace poco Mitobe quería morir y no podía pensar en nada que lo disuadiera de aquello, pero ahora estaba aterrado de ser lastimado por lo que fuera que estaba con él y no podía ver.

Atsushi se sintió terrible de verlo tan asustado casi al borde de las lágrimas y temblando de miedo, pero ya no había vuelta atrás, se había del atado, aunque al menos así ya podría hacer lo que fuera necesario para protegerlo, sutil o no, tuvo que intervenir de nuevo cuando Mitobe fue hacia una de las ventanas intentando abrirla y escapar por ahí, él tuvo que cerrarla justo frente a sus ojos demostrando que cerrar las puertas tras de sí no lo detendría de seguirlo, Mitobe retrocedió de inmediato sentándose en el suelo de espaldas a su cama y mirando a su alrededor solo esperando que algo más sucediera y respirando muy agitado.

-lo lamento, Mitobe, por favor no tengas miedo- todo eso también estaba siendo demasiado para Atsushi, saber que lo estaba asustando tanto lo mortificaba y solo deseó que Mitobe no intentara nada más para poder dejarlo en paz.

Pasaron varios minutos sin que nada sucediera, Mitobe aún tenía las manos temblando frente a él, pero su respiración era más lenta, no había sucedido nada hasta ahora así que comenzó a tranquilizarse, bajó los brazos y abrazó sus rodillas quedándose ahora en esa posición durante horas, Atsushi se preocupó por él pues ya era entrada la tarde y Mitobe no había comido nada desde el desayuno, pensó que tal vez tendría hambre, pero estaba demasiado asustado para salir de la habitación, no tuvo opción más que ocuparse de eso por si mismo, no iba a perder el tiempo preparando algo demasiado complicado, tenía que regresar pronto para vigilarlo así que solo tomó una manzana y una bolsa de frituras de la despensa y las llevó a la habitación, él podía atravesar las paredes, pero tuvo que abrir la puerta para meter la comida a la habitación y una vez ahí simplemente la dejó a su lado, Mitobe no escuchó la puerta abrirse ni los alimentos caer al suelo, ahora descansaba la frente en sus brazos así que tampoco la había visto, Atsushi tuvo que hacer rodar la manzana hasta sus pies para que pudiera sentirla y cuando eso pasó, Mitobe de inmediato se apartó del contacto haciéndose a un lado, pero se tranquilizó al ver que solo había sido una fruta, aunque claro, supo de dónde habían venido, temeroso buscó con la mirada algo en la habitación, no obstante no pudo ver nada más que la puerta que ahora se encontraba abierta, el chico entendió de inmediato lo que la presencia quería, pero seguía desconcertado por toda la situación, tampoco quería hacerla enfadar así que aceptó la ofrenda y la terminó allí mismo en el suelo de su habitación.

Mil vidas JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora