¿Por qué no estás aquí?

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Antes de leer, les platico que este OS lo escribí hace siete años, fue de las primeras cosas que hice así que no esperen mucho de él jaja. Se llama así porque era un songfic de una canción de Alejandra Guzman.

Para subirlo aquí le di una tuneada y creo que quedó más decente que el que está en fanfiction... espero. Quien lo haya leído por allá notará los cambios.

Bien, dicho esto, se los dejo :)

Los cascos de caballos, galopando a toda prisa, rompían el silencio a su paso

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Los cascos de caballos, galopando a toda prisa, rompían el silencio a su paso. El cochero los fustigaba con fuerza, tratando de cumplir la encomienda de su pasajera de llegar cuanto antes al puerto. La joven llevaba medio cuerpo fuera del carruaje, como si con ello lograra acortar la distancia que la separa de su felicidad.

-¡Dese prisa, por favor! -gritó con voz temblorosa.

«¿Por qué, Terry? ¿por qué te fuiste así?», las lágrimas ardían en sus ojos, quemándole. «Debo alcanzarte, hacer que vuelvas. No es justo que tú pagues por algo que no fue culpa nuestra», se limpió las húmedas mejillas, deseando poder barrer la incertidumbre como lo hizo con las lágrimas.

En otro lugar, con maleta en mano, un joven caminaba cabizbajo en medio de la gente. Sentía una opresión en el pecho no lo dejaba respirar con normalidad, la gente a su alrededor lo apretujaba, pero hasta eso carecía de importancia; no cuando en su mente y corazón la imagen de una rubia pecosa le estrujaba las entrañas.

-¿Por qué tuve que dejarte? -susurró al viento. El zafiro de sus ojos se empañó, inundado por un líquido tan salado como el mar que estaba por cruzar.

-¿Disculpe...? -preguntó una joven junto a él, creyendo por un instante que se había dirigido a ella.

Terrence miró las mejillas sonrojadas de la muchacha, y su triste mirada cambió a una arrogante e indiferente, dando paso a esa fría careta tras la que siempre oculta sus emociones.

-Con permiso. -Dicho esto se alejó para subir la rampa que lo acercaba al barco que lo alejaría de su pasado amor.

El carruaje aún se tambaleaba cuando de un salto la rubia ya se encontraba fuera de él.

-¡No se vaya! -gritó al cochero, quien la vio confundido mientras ella se lanzaba en una loca carrera por alcanzar al dueño de sus latidos.

El puerto era un hervidero de gente, lo cual dificultaba el tránsito de Candy. Alzada en puntillas buscaba desesperada la cabeza castaña de Terry. Pasados unos segundos, al no encontrarlo entre la gente del muelle, comenzó a llamarlo a gritos.

-¡Terry! ¡Terry! -La gente a su alrededor agitaba las manos, despidiéndose de los pasajeros del barco que se llevaba sus ilusiones.

Candy continuó corriendo y gritando el nombre del chico hasta que la sirena del barco, anunciando la salida, le heló la sangre. Como acto reflejo se detuvo y desvió la mirada a la ruidosa embarcación, a tiempo de ver como los listones, que pasajeros y gente en tierra sostenían en cada extremo, se rompieron cuando el trasatlántico comenzó a moverse.

Susurros para TerryWhere stories live. Discover now