Sephiri [Oneshot]

Despertar

     Negrura desde siempre por toda la eternidad, soy un ser consciente envuelto en el cálido abrazo del vacío existencial, una presencia en el limbo que me envuelve como el agua envuelve a los peces, no tengo recuerdos, no siento emociones como confusión o miedo, de hecho no siento, veo ni percibo absolutamente nada, pero por alguna razón sé que existo, sé que pienso y por ello puedo afirmar que por lo menos yo soy real.
         
     ¿Estaré vivo, habré muerto o aún no habre nacido? Es difícil pensar en temas tan complejos, aunque el hecho de ser consciente de mi mismo no sé si me facilita o dificulta aún más la comprensión de etaa inverosimil situación.
         
     ¿Tengo cuerpo siquiera o, aún más inquietante, alguna vez lo tuve? Me esfuerzo por recordar e incluso por moverme, sin embargo ni siquiera sé si soy algo más que una consciencia solitaria en el cosmos, no poseo extremidad alguna que pueda mover. ¿Hay algo más a parte de mi? ¿Estoy solo o hay alguien más que, como yo, no ve ni siente?
    
     Debería de tener miedo, pero de algún modo estoy tranquilo porque sé que estoy a salvo y me siento cansado de pensar, quiero dormir...
        
     ...
                
     De pronto, surge un cuerpo sensible en torno a mi consciencia que se agita como si alguien me estuviese zarandeando.
             
     Es ahora cuando acaba la inexistencia de mi ser, me siento renacer en una nueva realidad que si me acepta como una criatura auténtica en lugar de una presencia. Comienzo a sentir por fin, abro los ojos y, al hacerlo, veo la misma oscuridad que en mis sueños, pero mucho más real, rompiendo con la violencia de un martillo el cristal que opacaba mi utópica visión de la oscuridad: la oscuridad de mi antigua existencia era cálida y agradable, un entorno desconocido pero amistoso en donde el dolor o el pánico no existían, como una madre que sentía como velaba por mi seguridad aunque no sabía exactamente como, esta oscuridad en cambio es fría y hostil como si algo me acechase en las sombras... además está impregnada de un aura densa y lúgubre como la de un asilo mental abandonado en el que se han cometido actos horribles. Resulta curioso que sepa capaz de saber qué es un "asilo mental" y la sensación que produce al estar abandonado cuando ni siquiera conservo un leve recuerdo, ¿quizás fuese un loco? ¿Quizás lo sigo siendo? Puede sorprenderte la respuesta pero... sigo sin saberlo. 
              
     No hay nada a mi alrededor, creo, todo está demasiado oscuro y el abrumador silencio que impera en torno a mi erizada piel no me ayuda a identificar el lugar en el que me encuentro, hubiese preferido risas, gritos o llantos, sin embargo sólo puedo escuchar mi agitada respiración, lo que me hace percatarme de que estoy aterrado. Lo que también logro advertir es una sustancia fluida y viscosa con grumos adherida a cada centímetro de piel de mi cuerpo desnudo, recubriéndolo como si hubiese salido de una piscina, no sé que aspecto ni qué color tiene debido a la oscuridad, pero por el tacto puedo deducir que es visualmente repugnante. La sustancia es cálida y huele extraño, aunque por el momento la ignoro. También percato de que estoy de pie sobre una plataforma metálica a tan baja temperatura que me recorre un escalofrío desde los dedos de los pies hasta el último filamento de mis cabellos humedecidos, tornando más agudas las frías rachas de inmisericorde viento que se deslizan a mi alrededor, unas rachas de viento que vienen desde algún lugar de las sombras y que transportan un aroma a muerte latente que no soy capaz de describir.  
               
      Trato de recordar sin éxito cualquier cosa que me explique aunque sea mínimamente en dónde me hallo o al menos como he llegado hasta aquí, pero no sólo no encuentro ninguna información relevante en las bibliotecas de mi mente, sino que es aún peor, puespara variar sigo sin recordar absolutamente nada. Si acabo de comparar mi mente con una biblioteca, yo soy el bibliotecario que al abrir las puertas al principio de la jornada se ha llevado las manos a la cabeza al ver que alguien le ha robado todos y cada uno de los libros de absolutamente todas las estanterías, dejándome sin siquiera la compañía de mis recuerdos.