Inazuma Eleven Yaoi #2

te odio por que te amo

Escritor: User 7834463

Pareja: Fudou Akio x Kidou Yuuto

Capítulo único

Kidou estaba sentado en una banca del parque pensando en cierto chico que lo tenía obsesionado. No podía evitarlo: lo veía en clases, lo veía en el entrenamiento, lo veía en sus sueños… ¿Cómo iba a sacárselo de la cabeza?

Suspiró… Por mucho que lo deseara era imposible que Fudou se fijara en él, es más, cada día que pasaba parecía odiarlo más; y claro, al contrario, él lo amaba con locura.

- ¿Por qué no puedo olvidarme de ti? – se lamentó.

- ¿De quién te quieres olvidar, idiota?

El chico sintió un escalofrío al reconocer la voz de esa persona. ¿Desde cuándo estaba ahí?

- Fudou, ¿de dónde saliste?

- Del reformatorio, estratega de pacotilla.

- Muy gracioso. ¿Por qué me trata así? No deberías estar aquí.

- Yo puedo estar donde me dé la gana. – respondió cortante.

El de las googles se encogió de hombros. No le respondió; no tenía ganas de que le demostrara otra vez cuánto le odiaba.

Se quedaron callados durante un rato, sin embargo, Kidou no podía aguantar más ese silencio tan incomodo y tampoco le podía hablar, así que, optó por irse.

Sí, lo sabía: estaba huyendo de él, era un cobarde, pero, ¿qué harían los demás en su situación? Estaba seguro de que no podrían hacer nada.

- ¿A dónde crees que vas?

- ¿Y ahora qué te hice?

- Absolutamente nada, pero me pones enfermo. – golpe bajo.

- Entonces déjame irme así no tendrás que verme. Realmente me odia.

- Pues ahora no me da la gana. – sentenció molesto.

- Fudou, me largo. – Dijo ya harto de estar allí.

- Yo que tú no lo haría. – le advirtió el de la cresta.

- ¿Me estás amenazando? ¿Y qué me vas a hacer?

- No querrás saberlo… - respondió con una sádica sonrisa.

- Adiós. – susurró asiendo caso omiso de la conversación anterior.

Pero antes de lograr marcharse, el oji-añil le tomó del brazo y lo arrastró hacia algún lugar.

- ¡Oye! ¿Qué demonios haces?

- Lo siento idiota, pero ya te lo advertí.

- ¡Hey, tú! ¿A dónde me llevas? – Cuestionó algo asustado el castaño – ¿Qué es lo que querrá?

- ¿Y tú dónde crees?

- Si lo supiera no lo preguntaría. Esto me da mala espina…

- Vamos a mi casa, a “divertirnos” como dos buenos “amigos” que somos. – Sonrió torcidamente.

- ¿¡Qué?! No querrá decir lo que creo que ha dicho… ¿o sí?

- Deberías ver la cara de gallina que se te ha quedado.

Giraron tropecientas veces y caminaron por un montón de sitios (es decir, Fudou caminó y Kidou fue arrastrado) y aún no llegaban a la dichosa casa.

- Oye, ¿cómo es que estabas en un parque tan lejos de tu casa?

- No es asunto tuyo.

- Vale. – vió que oscurecía - ¿Cuánto tiempo llevamos caminando?