Daphne Greengrass.

804 41 11
                                    

"El talento supremo consiste en exponer la propia desgracia con humor."

Los Patitos Feos- BORIS CYRULNIK
🥀

El solo tener a Granger cerca le revolvía el estómago. Pero no era la sensación prejuiciosa de sus días de Hogwarts donde verla era recordar a Potter. No. Ahora era diferente porque ella representaba para Draco una incógnita.

Según la versión del "Elegido" –una versión que él solo creía porque siendo bueno como era en Legeremancia, estaba seguro de que, aunque algo ocultaba, Potter no mentía del todo– él se había negado a matar a Granger, oponiéndose al señor Oscuro.

La madre de los pelirrojos –una de las pocas personas que le dirigían la palabra desde su llegada a aquel lugar— había dicho que aquello era una prueba de gran valentía, y él coincidía con ella: era una prueba de valor... Pero los slytherin no se caracterizaban por su coraje y sin importar lo que San Potter dijera, él se conocía bien: había decidido tomar la marca y hacer las cosas terribles que venían emparejadas a ello, con tal de mantener contento al Señor Oscuro y conservar así a salvo a su familia. Se había lamentado tristemente por no matar al viejo director cuando debió hacerlo, creyendo que quizás así, habría salvado a los suyos de la humillación que era tener su hogar sometido a los deseos de un mestizo. Y creía firmemente que si matar a Granger hubiese dado a sus padres un día más de vida, mientras que ser valiente y enfrentarse al Lord, los condenaba, él, Draco Malfoy, habría optado por la primera opción sin pensarlo dos veces.

Por eso la versión de Potter no cuadraba. Por eso ella representaba para él un misterio. Por eso, tenerla cerca le hacía reprocharse tanto la muerte de sus padres, como la culpa al desear que fuese ella quien hubiera muerto.

Y ella había tomado esa molesta costumbre de quedarse mirándole fijamente, con reproche, de seguro, por todos aquellos años de tortura en Hogwarts. Y aunque esto generaba en él una molesta "vergüenza" –así llamaba a esa sensación de garganta contraída y manos sudorosas– le mantenía la mirada para no mostrarse afectado. No podía mostrar debilidad.

Lo más cerca que había estado de ella fue una tarde en que la encontró junto al pelirrojo en la cocina. No sabía por qué, pero aquello lo hizo sentir más que incómodo, y cuando ella pasó por su lado, con sus labios rojos y sus mejillas especialmente sonrojadas, no supo bien si la mirada que le lanzó fue de rabia, por haber sido interrumpida, o más bien de alivio.

Con la llegada de Nott las cosas mejoraron algo, al menos hasta que éste encontró en Lovegood una conversación más entretenida –cosa que resultaba absolutamente incomprensible para Draco– pero recién la tarde en que Daphne Greengrass apareció en la puerta de entrada pidiendo asilo, fue que las cosas tomaron un rumbo inesperado, fuera esto obra de la ex slytherin o no.

Mientras habían estado en Hogwarts, la rubia hija mayor de los Greengrass no había sido particularmente cercana a Draco; al menos no tanto como lo fuera con Nott, por quien parecía tener una especie de encaprichamiento amoroso; pero al poco de estar en aquel lugar y comprender que la nueva distracción de su antiguo mejor amigo –dígase Luna– lunática– Lovegood– no dejaba a éste tiempo para ella, en lugar de hacer un berrinche y regresar con su familia, como el rubio habría esperado, la joven se tornó en una buena compañera de conversaciones, una excelente mediadora con el resto de los habitantes de aquel lugar –en su mayoría Gryffindors– que habían caído rendidos a su hechizo, y, por qué no decirlo, una "amiga" conveniente.

Y mientras más cercana se hacía Daphne a los demás, más empeño parecía poner en arrástralo a él con ella, al punto que no había transcurrido un mes desde que la rubia llegara, cuando Longbottom, la gemela Patil, una Hufflepuff cuyo nombre no recordaba, y hasta la menor de los pelirrojos –la enamorada de Potter, para ser exactos– le dirigían la palabra en conversaciones que, aunque incómodas, eran todo un avance para el silencio con que le habían tratado hasta entonces. Y es que Daphne había sabido hacerse realmente encantadora, tanto como él jamás imaginó que una joven mimada como ella pudiera ser. Seguro que algo había tenido que ver en ello su particular belleza, pero mucho más aquella increíble necesidad de aceptación que no la abandonaba nunca, aunque en sus tiempos de Hogwarts no se había notado tanto como ahora.

Oblivion » DramioneWhere stories live. Discover now