Vi, enterrada una espada
en mi pecho,
tu rostro desecho,
tu boca empapada
y la razón para poner fin a una lección.
Porque sólo yo sería tan idiota,
que por volver a ver esa sonrisa tonta,
te dejase escuchar otra canción.
Y aquí estoy, de pie en mi ataúd,
dejando pasar la tenue luz
que me toca, me envuelve y me atrapa
y me cose la boca.
Que me sella bajo una cruz.
Mi perdición, mi salvación,
bajo el salvaje oleaje del mar azul.
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Poemarium #PGP2024
PoetryDecidí publicar de nuevo los breves versos que escribí allá por el 2019. No están todos, sólo los que más me gustan. Además, añadí algunos más de años más recientes.