Para concluir...

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Todo lo que inicia
Tiene un final
Sea trágico,
Feliz,
Amargo
O simplemente
Destructivo.

Cuando el pecoso se dió cuenta de lo que había hecho ya era bastante tarde.
Habían pasado casi tres meses desde que el cuerpo del rubio había sufrido sus allanamientos así como igual había dado tiempo a su captor de percatarse de su avanzado estado de putrefacción.
Olía mal, terriblemente mal. Y de no ser por que vivía prácticamente alejado de toda alma quizá y ya habría levantado sospechas.

Oh, nuestro querido Ace se tomaba los cabellos negros y ondulados con desesperación mientras gemía de dolor su angustia.

Había asesinado lo único que amó.

Y lo peor de todo era que había gozado de ello.
Sin más cayó al piso inconsciente.

Quizá, para nuestro joven pecoso resultababa incomprensible aquel hecho. Algo indebido que muy en el fondo se había vuelto su goce.

Cuando recuperó la cociencia comenzó a dejarse llevar por el llanto, limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano. Aquello había sucedido sin que se diera cuenta y ahora parecía recuperar la consciencia como alguna especie de castigo divino; una maldición para que sufriera lo que había hecho.
Miró con horror el cuerpo que manchaba su cama, morado de a partes y exageradamente blanquecino en otras. La sangre que ya no corría en aquel montículo de carne que era su amado empezaba a pertubarle y darle arcadas. ¿Cómo había podido hacer aquello?

Suavemente se deslizó hacia una de las esquinas de su habitación como si tratara de esconderse de aquella escena, para evitar que el olor le alcanzara.
Apretó los dientes y ocultó la cara entre sus manos, no tenía derecho a llorar.

Los golpes en la puerta principal le hicieron ponerse de pie, mientras que a lo lejos se escuchaban vocen que gritaban.

¡Policía abra, tenemos permiso de ayanamiento!

Algo en Ace tembló, de forma que no podía reaccionar por culpa de los sentimientos que le invadían. Su estómago dió un vuelco mientras miraba el lugar.
Que pasaran. Ya no tenía nada que perder.

Desde las sombras y sin que Ace pudiera percatarse algo, inexistente a la vista y sin espacio en la materia le observaba, las lágrimas corrían sin cesar mientras que deseaba abrazarle para protegerle de su destino.

El final se acerca
¿Cuánto mas podrás huir de tu castigo?
Corre,
Huye lejos,
A final de  cuentas te alcansará
Y deberás pagar la factura
De tus acciones.

Thousand Paper StarsWhere stories live. Discover now