Capítulo 20

70 7 0
                                    

Lydia

No creía que mi prima se quedara tan tranquila, ella iba a ser todo para reunirse con su madre, incluso podría mentirme; pero esa era una de sus más grandes debilidades de ella, no sabe mentir, si cree que se va a salir con la suya está muy equivocada. Luego de un rato salgo de mi oficina y voy en busca de Catherine y cuando la encontré pude notar que estaba preocupada por algo y al ver que me acercaba su cara cambio, tenía un toque de miedo; ella se acerca rápidamente a mí y me habla muy apresurada, pero de todas formas igual logro comprender lo que me dice, aunque con un poco de dificultad.

– Lydia tienes que salvar a tu prima, ella va a ser algo estúpido y arriesgado – todo me lo dijo con clara preocupación.

– ¿De qué me estás hablando? – le dije con voz tranquila para que no se alterara más de lo que ya estaba.

– Ella me pidió que no te dijera nada, pero yo no puedo quedarme callada con lo que ella piensa hacer – me dijo con una cara de preocupación que no había visto nunca en ella – Kara va a ir a Chile a ver a su madre.

– Tranquila, ya sabía que iba a ser eso – quería estar tranquila pero no podía, después de todo Kara era mí prima y estaba en peligro y a pesar de que le dije que no fuera ella lo iba hacer igual.

Catherine me explicó el plan de mi prima, ella se iba a meter como contrabando en uno de los barcos que llegaba a la isla para luego irse a Chile; yo sabía qué se tendría que ir dentro de un conteiner ya que de otra forma no me explicaba cómo podría entrar sin que nadie se dé cuenta. Le pedí a Matilde, Catherine y Aisha que me acompañaran a Chile en el mismo barco que iba Kara a diferencia que nosotras íbamos junto con el capitán, supimos debido a las cámaras que tiene el mismo barco y el refugio que mi prima entro al barco por un conteiner, yo sabía que ella no se iba a rendir nunca y eso me asustaba mucho.

Kara

Luego de varios días llegué a Chile y sin desperdiciar un sólo segundo salí del conteiner para irme directo a casa, tarde cerca de 2 horas en llegar pero valía la pena; al llegar entre al sitio en dónde estaba mi casa, corrí y sin tocar entre en ella, muchas cosas habían cambiado desde que me fui y la que más me sorprendió fue ver qué mi hermana Yael ya no era una niña de 7 años sino que ya tenía 12 y se le notaba, ella me vio extrañada como si no me reconociera hasta qué de repente se acercó a mí y me abrazó, quería llorar.

– Te extrañe Kara – estaba llorando – te extrañe mucho hermana, me hiciste mucha falta.

– Yo también – le dije mientras le devolvía el abrazo también entre lágrimas.

– Ella no fue la única que te extraño – me solté del abrazo que tenía con mi hermana y vi a mi mamá – acaso no me merezco un abrazo también – mi mamá abrió sus brazos y yo solo corrí a ella, sólo pude abrazarla ya que no sabía que más hacer, estaba muy feliz de poder verlas a las dos – creí que no me volverías hablar después de lo que te hice – me dijo luego de un rato en silencio.

– Eres mi mamá, no importa lo que hagas siempre te perdonaré, sé que lo hiciste por miedo y no te culpo – le dije aún en sus brazos.

– Qué bueno hija – se apartó un poco de mí y me miro a los ojos con una sonrisa – Pero aún no puedo confiar en ti – me dijo cambiando radicalmente su sonrisa por una actitud fría.

– ¿Qué? – le dije sorprendida sin creer la situación en la que me encontraba, sin creer sus palabras.

– Aún eres un peligro y dijiste que siempre me perdonarías y esperó esta sea la ocasión – mi mamá me toma de la muñeca y me empezó a llevar hacía la puerta – espero que ellos te controlen o que te curen de eso que tienes.

Los Kinesis(1°LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora