⌨︎única parte⌨︎

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'' —Pá, necesito dinero para la indumentaria de mi academia, por favor... —habló el muchacho de cabellos castaños sentado sobre una silla giratoria, frente de un escritorio de su padre, quién era médico oftalmológico, dentro de su consultorio— Hago lo que sea, limpio toda la casa todos los días y todo. —intentó persuadir con una sonrisa y sus ojitos entreabiertos.

—No hace falta que limpies la casa, hijo. —respondió meintras observaba a su hijo sonriendo, dándo por hecho que obtendría la capital por ser un hijo ejemplar— No harás eso. Trabajarás.

—¿Qué? —alzó una ceja teniendo el rostro ya serio— ¿De qué? Sabes que intenté trabajar y no me tomaron por olvidarme de las cosas y llegar tarde.

—Ahora tendrás que cambiarlo. —el médico, jugó con su bolígrafo— Hoseok, hijo mío, tengo un colega que necesita alguien de secretario... —su padre sonrió, al ver la cara de disgusto propio del joven hijo.

—Tus colegas son todos unos viejos amargados que no se conforman con nada, apuesto que seré regañado todos los días hasta que finalmente me despedirá y así el círculo vicioso. —hizo un mohín.

—Bueno... En lo primero tienes razón, Hoseok. Pero... —ladeó su cabeza— O tómalo o déjalo, si aceptas: ven mañana más temprano que yo y ahí conocerás a tu nuevo jefe.

—Pero, p-pá... —suspiró y dejó caer sus hombros meditando el hecho de que no será fácil trabajar con un colega de su padre, pero tenía que hacerlo con tal de pagar su academia de baile.

Despidió a su padre casi enojado y deprimido para salir del consultorio al pasillo. Su padre, aún que lo haya despedido de mala ganas, lo siguió hasta el pasillo, encontrándose con su colega que necesitaba una ayuda.

Hoseok cambió totalmente su cara de fastidioso al percatarse de una persona totalmente bella, con la típica bata de médico sobre una camisa celeste que le quedaba perfecto al cuerpo junto al estetoscopio que colgaba de su cuello, con unos hermosos ojos los cuales estaban cubiertos con unos lentes y pendientes dorados que reflectaba las luces del hospital.

Su sistema evitó que se quedara en el sitio y siguió su camino para no verse un estúpido quedándose allí, simplemente tomó por hecho que nunca volverá ver a ese hermoso muchacho para volverlo un sueño fugaz.

—Mira, Hoseok. Él es.

La voz de su padre causó que se detenga en el camino, girara y se encontrara a él y su padre sonrientes, saludándolo y presentándose. Hoseok siguió con el pensamiento de que era increíble que le sucediera esto, así que saludó simplemente sin muchas sonrisas y nada.

—B-Buenas tardes... —pudo decir el joven castaño pensando en la increíble situación que estaba.

—Kim, él es mi hijo Hoseok. Como tú me habías dicho que necesitabas de alguien, pensé en él, ya que este mocoso necesita un acomodo de ideas; deje de pedir y trabaje. —su padre puso su brazo sobre el hombro del doctor— Él es el médico endocrinólogo con el que quiero que trabajes, Hoseok. —habló su hijo.

Mientras Hoseok lo miraba con intensiones de ahorcarlo, ¿¡cómo le dirá que es un mocoso malcriado frente al tipo más bello que vio en su maldita vida!? No era lo que esperaba; creía que fuese un viejo médico amargado sin ganas de vivir, y en cambio se encontró con alguien totalmente diferente, hermoso, joven, lleno de ganas de vivir, unas hermosa sonrisa, una voz gruesa que lo ponía hasta nervioso.

—Hola, soy Kim Taehyung. —estrechó su mano con la de Hoseok con una sonrisa— El doctor Kim, como habitualmente se refieren. Un gusto, chico. —habló amablemente— ¿Y...? ¿Tu hijo aceptará el trabajo de secretario...?

dr. ¡! th + vhWhere stories live. Discover now