Tell me you love me || Demi Lovato

Capitulo 13. ¿Se realmente quien soy?

Y automáticamente, me siento la mujer mas tonta del mundo por lo que acabo de decir. ¿Vuélvanme a creer en la justicia? Por dios, yo jamás volvería a creer en esta gente.
Miro a mi alrededor y de repente me encuentro sola, Dereck me mira con sus grandes ojos avellana y yo simplemente quiero salir a correr. Aprieta uno de mis hombros y sonríe levemente, ¿que narices hago aquí?

— ¿Ves? No ha sido tan difícil... –Le aparto levemente y miro sus ojos.
— Eso lo dices porque ni siquiera sabes como me siento, como me asqueo después de todo... ahora, si me disculpas... –Y sin más, salgo de la habitación.

Ando rápidamente hasta la salida sin importarme quien me mira o quien no. Estoy dispuesta a empezar de cero, ha pasar de los hombres y lo que puedan hacerme. De que todo el mundo decida por mí lo que quiero o lo que no, no quiero volver a ser la misma tonta de antes y sin embargo, aquí estoy, llorando por las calles de esta gran ciudad.
Buscando una salida a este desastre, huyendo de una situación que me desespera, que me vuelve loca y me asusta.
Estoy hasta las narices de ser la ultima que decide lo que hace, lo que come o en lo que puede o no trabajar.
Comienzo a andar calle abajo hasta que una fuerte mano me retiene y hace que me de la vuelta sobre mis talones. Dereck ya no tiene el uniforme puesto pero lo que si veo es el odio en sus pupilas, ¿que se supone que hace?

— No puedes cogerme así por la calle... ¿Que haces? –Pone sus dos manos a cada lado de mi cara y me mira.
— ¿Donde se supone que tienes pensado ir? Tu casa está llena de policias, tu perro en nuestro cuartel y tu ropa en mi casa.–Le empujo.
— ¿De que vas? Te conozco desde hace dos días y ya mandas en todo lo que me concierne... ¿Sabes? No eres tan diferente a él.
Sus puños se cierran y noto en su mirada como retiene alguna frase que puede no gustarme pero la verdad, me da igual todo.

Estoy dispuesta a salir corriendo hasta que me doy cuenta de la pataleta infantil que estoy teniendo. Paro mis pies en seco, miro hacia atrás, sus ojos me persiguen, me miran de forma insistente y es ahí cuando me doy cuenta de todo.

Avanzo rápidamente hasta que le tengo frente a mi. Casi puedo sentir su aliento sobre mis labios pero ahora mismo, debo ser fría como un témpano.

— Voy a encontrar un trabajo, voy a rehacer mi vida y tú y yo, solo seremos compañeros de piso. Te pagaré mi parte de las facturas y a cambio, solo te pido que no te metas más en mi vida. ¿Entiendes? –Asiente.
— Siempre he querido tener un perro... –Sonríe levemente. — Además, si quieres un trabajo creo que puedo ayudarte. ¿Tienes algún estudio?
— Pues si... estudie música pero claro, eso no sirve mucho. También hice un curso de dos años de administración y poco más la verdad. –Acaricia mi mejilla.
— Seguro que puedo encontrar algo que te vaya bien... –Niego.
— No, no quiero ese tipo de limosnas, estoy segura de que puedo encontrar algo por mi misma, ahora, por favor, devuélveme mi vida.

Pone sus manos a cada lado de mi cara y tira de mi cuerpo para abrazarme fuertemente. Suspiro entre sus brazos. No quiero besarlo pero mis labios han ido instintivamente a los suyos. No me rehuye, al revés. Me estrecha entre sus brazos, acaricia mi lengua con la suya hasta que unos segundos después se separa para mirar mis ojos.

— He recuperado algo para ti... –Susurra sobre mis labios.
Le miro expectante, lleva su mano hacia el bolsillo de atrás y me tiende mi vieja cartera de cuero.
— Es tuya y ese cabron no va a necesitarla nunca más...
Abro la cartera para ver lo que hay dentro, dinero, bastante más del que yo tenía, además de todos mis documentos.

— Pero...
— Pero nada, ahora, sal a buscar ese trabajo que tanto quieres nena. –Me da un pequeño golpe en el trasero que me hace dar un salto.

Sonrío ampliamente y le doy un beso fugaz para después empezar a andar.
No se donde voy, no sé dónde llegaré pero si sé que necesito dar un gran cambio, ser yo misma pero...

¿Quien soy en realidad?