Capítulo 20

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Es triste saber que aunque has recuperado a tu padre no puedes confiar en él ¿A quién engaño? Nunca había recuperado a mi padre, de hecho nunca había tenido padre.

Todo es un engaño. Todo es un engaño.

La voz de mi interior no ayudaba para nada.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Rafael preocupado apenas cerré la puerta de nuestra habitación a mi espalda.

No estaba llorando, estaba cansada de estar débil todo el tiempo, aunque Caín no fuera mi padre tenía razón en lo que había dicho, no podía ser débil esperando apoyo de los caídos.

-Tenemos que irnos de aquí lo antes posible- dije y fue directo a abrazarme pero lo retiré antes que lo hiciera –Tenias razón no podemos confiar en Caín-

-Pero ¿Qué ha pasado?- seguía confundido y ahora estaba herido porque había rechazado su abrazo.

-Creo que eso es lo que nosotros debemos preguntar- dijo Ariel mientras entraba al cuarto junto con Brant.

-Lo comprendí cuando me abrazó- murmuré.

-¿Qué comprendiste?- preguntó Brant interesado.

-Es un demonio mayor, nos está controlando para que confiemos en él, quiere hacerme creer que nada ha cambiado desde que supuestamente murió, pero vi cómo era mentira, siempre fue Caín y nunca mi padre, no sé cuáles sean sus intenciones finales con tres caídos y un demonio mayor pero…- me corté de repente.

Mierda, he dicho más de lo debería, ni siquiera me he permitido pensar muy bien en eso, las imágenes de la visión eran muy claras, no debía repetirlas, no debía pensar en ellas. Eso lo cambiaría todo.

-¿Qué quieres decir con demonio mayor?- preguntó Brant alarmado. Ahí estaba la pregunta que tanto temía.

Tartamudeé sin saber cómo contarles que yo era un demonio mayor sin que enloquecieran o no decir más de la cuenta que ya había dicho.

-¿Eres un demonio mayor?- preguntó Ariel intrigada y en sus ojos vi miedo.

Respiré hondo. Esto no iba por buen camino.

-Solo un demonio mayor puede resistirse a la hipnosis de otro, sentí como Caín intentaba usarlo conmigo hace rato- dije.

-¿Pero cómo supiste todo eso?- preguntó Brant.

-¿Cómo es posible que seas demonio mayor? Solo hay tres, no puede haber más, ley de las dimensiones- dijo Rafael.

-No es importante él como lo supe, y Rafael tiene razón no soy el cuarto demonio mayor, es imposible, pero cuando nací un demonio mayor había acabo de reducirse en cenizas para volver al infierno a regenerarse, pero esa alma busco una forma más rápida de quedarse en este mundo, más segura, un humano con sangre de demonio, y al momento en que entro en mí, en una bebé, deje mi parte humana a un lado para que la ocupará el demonio mayor en el cual me convertiría- no di información más de la necesaria, después de todo no debía.

Se hizo un silencio que se alargó más de lo necesario, pero estaban procesando lo que acababa de decir y de la manera en que se los revele.

-Si es verdad lo que dices…- dijo Rafael sin ser capaz de completar la frase aunque por fin alguien rompió el silencio sepulcral.

-¿Qué demonio mayor soy?- dije para completar su frase –Creo que la respuesta es sencilla y hasta ustedes debieron sacar la conclusión, la única mujer, si es que así se le puede llamar…- sentí una punzada en mi interior y me di cuenta que la había herido. Lo siento, dije para mi interior y sentí que la paz volvía a reinar –Entre los tres demonios mayores es…-

-Lilith- dijo Brant secamente.

-¿Llevas el alma de Lilith?- preguntó Ariel.

-Mi alma no es la de ella. Es difícil de explicar, pero es como si su alma se hubiese convertido en mi sangre, por eso mismo no soy humana, en ningún sentido, solo mi cuerpo me ancla a mi aspecto mundano- expliqué.

-¿Desde cuando hablas como si lo supieras todo?- preguntó Rafael confundido.

-He comprendido cosas que no quisiera haber comprendido ni visto…-

-Visiones- concluyó Brant.

-Ella me muestra lo que nos conviene, después de todo ella quiere sobrevivir y la única forma es que yo sobreviva también, ella cree que podría estar tan unida a ella que al morir yo se le sería casi imposible volver a regenerar cuerpo infernal, sería su muerte completa- dije.

-¿Ella? ¿Te refieres a Lilith?- preguntó Rafael indignado y yo asentí –Vale, entonces ahora confiamos en demonios mayores aunque quieras salir del hogar de Caín- añadió e hizo un gesto con la mano dramático.

-Es parte de mí, si no confías en ella no confías en mí. Decidan-

Otro silencio eterno.

-No podemos salir de acá- dijo Brant –No sé cuáles sean las intenciones de Caín pero protegernos es una y pienso que nos deberíamos quedar aquí hasta que Eliza aprenda a utilizar sus poderes, de alguna forma en la superficie si salimos tendremos que saber defendernos, no es una cosa que podremos hacer si en este instante decidimos irnos. Caín ayer me comentó que tenía intenciones de enseñar a Eliza lo que necesita-

-Estoy de acuerdo, me dará tiempo para entrenar también- dijo Ariel y sonrió.

-Eres el que manda- dijo Rafael cruzándose de brazos.

Brant sonrió y salió de la habitación junto con Ariel pero no antes de que la caída comentara:

-No importa si eres Lilith, tienes me apoyo- sonrió y le devolví la sonrisa. Aunque sabía que sólo me apoyaba porque Rafael era su mejor amigo también lo hacía.

Nos dejaron solos y Rafael me cuestionaba con la mirada.

-¿Con quién estoy hablando ahora? ¿Lilith o Beth? Espera, ¿alguna vez ha existido Elizabeth?- preguntó y fue como si me apuñalaran en el pecho al oír mi nombre completo.

-Nunca he sido Lilith, siempre he sido tu Beth- dije resaltando la última palabra, aunque estaba herida lo comprendía.

-¿Estas segura que no me he enamorado de Lilith?- preguntó y lo único que escuche en lo que dijo fue “enamorado”, casi se me escapa una lágrima de alegría pero me controlé.

-¿Dijiste “enamorado”? ¿Te enamoraste de mí?- pregunté con el corazón en mis manos.

-¿Qué crees? ¿Hace cuánto te conozco? Si mucho dos semanas y no estoy seguro porque todo ha sido adrenalina desde que nos conocimos, pero lo único que sé es que no es normal lo que siento por ti y además después de descubrir que eres un demonio mayor me regaño a mí mismo por seguir sintiendo con más intensidad lo que siento por ti. Así que sí, estoy completamente e irrevocablemente enamorado de ti, un demonio mayor- se acercó a mí con rapidez y me atrajo con sus manos en mi cintura. Cuanto me encantaba que hiciera eso. –Por favor dime que eres Beth, de la Beth que me enamoré y quiero estar todo el tiempo- suplicó cuando nuestros labios se rozaron.

-Siempre seré tu Beth- susurré por la lujuria de sus labios y la mirada que me provocaba cada músculo de mi cuerpo, y esa era yo, no ninguna Lilith. Yo soy la que estoy enamorada de él, no mi sangre aunque siento que hierve por las sensaciones que él me provoca.

-Te amo- murmuró y vaya que me sorprendió. Lo besé con ansias haciéndolo saber que yo también sentía lo que él me acababa de confesar.

Otra noche más de su amor, y de su vehemencia que hace que mis muslos tiemblen aunque su miembro no esté dentro de mí. Lo que él hace conmigo aunque ni me toque me enloquece poco a poco. 

Cielo Ardiente [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora