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DIABÓLICA TENTACIÓN~

-CAPITULO 2-



El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Corintios 13:4-13

Definitivamente la pizza de salami, jamón, champiñones y orilla de queso cheddar en Italiani’s era la mejor. Después del tercer pedazo de pizza, DongHae ya no tenía espacio ni para un sorbo más de su refresco de cola. Él amaba ir con su tío y SiWon a comer pizza. ¿Ya lo había mencionado? 

A pesar de que físicamente el azabache estaba ahí con su tío y SiWon platicando de trivialidades, su mente estaba completamente ocupada pensando en su ángel guardián. ¡Ya quería volver a verlo! ¿Dónde estaría ahora? ¿Lo estaría cuidando ahora mismo? Tal vez se había hecho indivisible y sí estaba caminando a su lado. ¿A su ángel le gustará la pizza? Tal vez debería de pedir un pedazo para llevar y dárselo a Hyuk al día siguiente cuando lo vuelva a ver en el bosque. 

¡Era inevitable! No podía dejar de ver por todas partes ese par de ojos negros observarlo. Asecharlo como un cazador lo hace con su presa. Todo era tan extraño para DongHae, tan confuso. Pero sabía que su ángel estaba ahí observándole en algún lugar. Tal vez no podía verlo, pero sí podía sentir su presencia.   

A pesar de que a DongHae no le gustaba ir mucho a la ciudad, no podía negar que habían lugares muy lindos para visitar. Por ejemplo el parque y la plaza, también el cine y los teatros, la pista de hielo le gustaba mucho y especialmente Italiani´s. 

Esa noche después de su visita a la ciudad, Hae tomó un baño y, puntual como siempre, a las diez de la noche ya vestido con su pijama azul de peces payaso hizo su oración. Se incó en el suelo frente  a su cama y miró hacia la majestuosa noche estrellada. Su tío siempre le había dicho que antes de dormir era importante hacer una oración para alejar las pesadillas y poder dormir en paz. Pero esa noche… un visitante usurparía sus sueños y no precisamente con  una pesadilla. 

Al momento de cerrar los ojos para comenzar su oración, Hae pudo sentir que la luz de la luna había disminuido, tal vez alguna nube la había tapado y por eso todo estaba más oscuro. No le dio mucha importancia, juntó sus manos  y comenzó a orar.

-Padre nuestro, que estás en el cielo… -su rostro era tan bello. Sus facciones infantiles, como si fuera el más hermoso querubín danzando entre las nubes del cielo.- Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino…- la paz emanaba de ese precioso cuerpo incado frente a la oscura noche, sin miedo a ser devorado por las fantasmales sombras nocturnas. –Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo… -HyukJae estaba perdido en la pura belleza que era DongHae. Todo en ese humano era tan perfecto. Desde su aniñado rostro, su blanquísima piel, sus cabellos azabaches, sus labios rosados, su esbelto cuerpo… su alma tan casta. “Señor, ¿Por qué creaste a DongHae tan hermoso?”, cuestionó HyukJae en cuclillas sobre el borde de la ventana de la habitación del humano.  

Diabolica Tentación Where stories live. Discover now