21.

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Sabía que Tony estaba en su consulta médica.
Tenía mi celular en mano, iba a llamarle para decirle que necesitaba hablarle, bueno, no le diría eso, le diría que tenía que pasarle unos documentos y organizar unas conferencias, algo así.
Por un torpe descuido, mi celular se resbaló de mis manos, para mi suerte, cayó en la alfombra, pero cayó en el estrecho espacio debajo de un sofá. Metí mi mano tratando de encontrarlo ciegamente. Había dado con algo, comencé a tocarlo, pero era más grande que mi celular. Lo saqué de allí, se trataba de una agenda, diario, algo así.
Parecía ser una de esas agendas caras con tapa de cuero, al abrirlo, me encontré con las iniciales A.S. Supuse que era por Anthony Stark, iba a pasar a la primera página. -"El psicólogo me recomendó esto, una especie de diario de vida, para ver mis avances, supongo. Me he sentido extraño últimamente, siento que..."- No podía seguir leyendo, no podía hacer esto. Era algo muy privado, me sentía mal haciéndolo. Cerré rápidamente el diario, lo dejé en su lugar y agarré mi celular.

Me percaté de el desorden que había dejado al husmear anteriormente en sus cajones. Fui a guardar todo en su lugar apresuradamente. Luego, a mis espaldas, escucho el ascensor moverse, y finalmente anunciando que había llegado hasta el piso indicado, las puertas de abrieron mostrándome a Stark, cabizbajo, cansado y colmado de estrés.
-¡¿Qué mierda haces Strange?!-. Dios, estaba jodido. Comenzó a acercarse rápidamente a mi. Su mirada estaba inyectada en sangre, oh no. -Tony, yo solo estaba buscando un documento que necesitaba.- Me quita rápidamente todos los papeles que tenía en mis manos. -¡No me llames Tony!-. Su tono de voz se elevó y cada vez sonaba más furioso. -Stark, no pensé que te molesta...- No me dejó finalizar la oración, había recibido un golpe en la cara. Caí directamente al piso. -¿¡Qué mierda!?-. Exclamé buscando una respuesta. Todo lo que recibí fueron diversas patadas en mi estómago y espalda. Stark me levantó y luego sujetó mis manos. -No puedo creer que confíe en ti.- Volvió a golpearme hasta el cansancio.

Estaba en el piso, podía sentir cómo la sangre se resbalaba por mi cara. Me dolía todo. No podía moverme. Solo podía ver los pies de Tony, caminando hacia el elevador mientras limpiaba los rastros de sangre de sus manos con un pañuelo.
-Hasta mañana, Stephen.-

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