"Hola Jun...", empezó a decir Blas cuando fue interrumpido.
"Eh, Blas, soy Dante", dijo la otra voz al teléfono.
"Ah, eh, hola", dijo Blas un tanto incómodo por la situación. "¿Y Junior?", siguió hablando.
"Le dijo a Mauro que es gay. Y le pegó", dijo Dante terminando la oración con voz apagada.
"Pero, pará, ¿cómo? ¿está bien Junior?", dijo Blas muy preocupado y nervioso.
"Si, si, quedate tranquilo, está bien", dijo Dante mirando hacia el baño donde se encontraba su hermano siendo curado por Romeo.
"¿Dónde están?", preguntó Blas.
"En casa", dijo su amigo.
"Voy para allá", dijo Blas sin esperar permiso de nadie.
"Venite, le va a hacer bien a Junior, ahora le aviso"
"En 10 minutos estoy allá", sentenció Blas, antes de cortar.
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"Blas", dijo Junior en cuanto abrió la puerta.
Junior tenia los ojos hinchados y rojos de llorar, un corte en la ceja y otro en la boca.
Se veía como si estuviera a punto de romperse, como si solo hubiese podido aguantar hasta la llegada de Blas para quebrarse.
"Ey, Junior", fue lo único que salió de los labios de Blas quien se dio cuenta de esta situación. "Veni", dijo antes de envolverlo en un cálido abrazo.
"Tranquilo", le susurró Blas al oído. "Pase lo que pase voy a estar acá, ¿si?", Junior solo asintió con la cabeza repetidas veces
"Gracias por venir", dijo Junior después de un rato con voz entrecortada, antes de abrazarlo aún más fuerte.
"No hay nada que agradecer", contestó Blas suavemente.
Poco a poco empezaron a romper el abrazo suavemente quedándo, de todas formas, separados por solo centímetros.
Blas tomó a Junior por la cara suavemente, examinando sus heridas con delicadeza.
"Mirá como te dejo ese hijo de puta", masculló Blas.
Estas palabras hicieron que Júnior se pusiera mal nuevamente, abrazando a Blas de nuevo, antes de largar un par de lágrimas más.
"Perdoname Junior", dijo Blas con dolor al sentir a Junior temblar entre sus brazos.
Blas no se encontraba muy bien tampoco, ver sufrir a Junior le dolía como una puñalada al corazón y más aún cuando las palabras de él causaban eso.
"No es tu culpa", le aclaró Junior.
Se volvieron a separar y Blas volvió a hablar.
"¿Sabes qué? ¿Cuánto te apuesto que están tus hermanos espiandonos atras de la puerta", dijo tratando de hacer sonreír a Junior, y lo logró, ya que ante estas palabras Junior largo una pequeña risa sabiendo que Blas estaba en lo cierto.
"Seguro que si", le contestó Junior con una pequeña sonrisa en sus labios.
"Bueno, ¿vamos con ellos?", preguntó Blas ya que aún seguían en la entrada de la casa.
"Vamos", afirmó Junior.
"A ver, esperá un segundo", le dijo Blas antes de ir caminando lentamente hasta la puerta de la habitación siguiente y abrirla, dejando al descubierto del otro lado a Romeo y Dante.
