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Había una cosa que a Nam lo hacía delirar y eran esas suaves almohadillas en las patitas de YoonGi cuando era un gatito, eran tan apretujables y sedosas que el moreno podía pasar horas presionando con sus dedos, YoonGi soltaba ronroneos suaves indicando que estaba muy relajado, se sentía como si le estuviesen dando un masaje, ahora mismo se encontraban en medio de la sala, un chico y un gatito recostados en la mullida alfombra verde manzana mirando al techo y con los largos dedos morenos presionando la patita izquierda del minino. Estaban tan aburridos pero afuera hacía demasiado calor para salir incluso al jardín, dentro de la casa el aire acondicionado era una bendición y aunque parecían un par de plantas haciendo fotosíntesis, nada más les importaba. Para ser un sábado todo estaba inusualmente tranquilo, los padres de NamJoon estaban en casa de sus abuelos y los vecinos habían ido a quien sabe dónde. Era uno de esos extraños días que no sucedían hace mucho donde NamJoon y YoonGi tenían tiempo a solas.

YoonGi soltó un ronroneo suave cuando la almohadilla grande pata izquierda delantera fue presionada con el pulgar del moreno, su pequeña cabeza negra se apegó al hombro del mayor y entrecerró sus ojitos, sus orejitas salpicadas de ligeros pelos blancos debido a su color natural se estaban aplanando contra su cabecita, estaba tan relajado y había estado jugando tanto por la mañana que sentía una terribles ganas de dormir, su pequeña boquita se abrió mostrando la lengua pequeña y rosada al bostezar, un maullido suave se coló y justo estaba en ese límite entre la inconsciencia cuando algo presionó su costado con una punzada suave de dolor, pero más que eso su hermoso sueño fue interrumpido y eso le puso inmediatamente irritable. El pelo de su lomo se erizó, inmediatamente se puso en sus cuatro patitas y sus orejitas se irguieron, sus pequeñas garras puntiagudas crecieron, sus pequeños dientitos filosos se descubrieron y sus ojitos se estrecharon amenazantes mirando al culpable el moreno sonreía de lado con la travesura escrita en su rostro.

NamJoon sabía perfectamente cuando odiaba el minino ser despertado cuando dormía en su alfombra favorita que estaba justamente frente a las rejillas del aire acondicionado, le bastó un vistazo al adorable minino negro para decidir cargar con las consecuencias de sus siguientes acciones, Suga era tan lindo dormido pero era jodidamente divertido verle tratando de ser un gato amenazante. Dios, sabía que era totalmente gracioso, era todavía delgado y pequeño, aún no había llegado a su máximo crecimiento gatuno pero YoonGi sentía que era todo un bravucón. NamJoon había pasado horas espiando a Jimin y YoonGi cuando ambos practicaban sus rostros "feroces", los dos eran cachorritos adorables que no hacían más que seguir siendo lindos aun tratando con sus rostro más fieros. Ahora mismo, NamJoon no podía tomar enserio la amenaza del pequeño minino, le gustaba hacerlo enfurecer y después tomar su pequeño cuerpecito de gatito y apachurrarlo en abrazos hasta que cedía a su furia y se dejaba hacer por él.

Esta vez NamJoon no contaba con la furia de YoonGi y lo cómodo que había estado entre su alfombra y el masaje, el moreno no notó que esta vez YoonGi se había irritado de verdad, por eso quizás no vio venir cuando un pequeño gatito saltó contra su regazo y levantó su pata derecha dejándola caer contra su muslo y rasgando la piel morena que apenas se dejaba ver debajo del corto pantaloncillo. Unas finas líneas carmesí pintaban la piel morena e incluso eso no le importó a NamJoon cuando el pequeño minino salió corriendo escaleras arriba.

El mayor estaba en shock, no había esperado esa reacción, mucho menos la huida. Paso un rato hasta que aturdido se levantó del suelo y corrió subiendo las escaleras, la puerta de la habitación de YoonGi estaba abierta, pero en vez de encontrar un gatito negro furioso se encontró con una pequeña sombra en la esquina de los peluches, en medio de todos la figura esbelta del menor se camuflajeaba entre los conejitos, los ositos negros y otros montones de personajes. Su rostro siempre tan lindo y facciones suaves tenía ahora un ceño fruncido juntando las cejas y su boquita que era usualmente dos pequeños pétalos de rosa estaban hechos un suave puchero. Los brazos delgados se cruzaban en su pecho sobre la camisa negra y la mirada se perdía en la ventana en el día soleado afuera.

NamJoon dejó salir un suspiro desde el fondo de su pecho, usualmente YoonGi y él no se enojaban de esa forma, ellos arreglaban sus discusiones tan pronto como las tenían, YoonGi había hecho berrinches claro que sí, pero casi siempre era cuando no obtenía algo que quería aunque a los pocos minutos se arrastraba de vuelta pidiendo perdón. Esta vez NamJoon caminó vacilante a la pequeña esquina y el minino no miró en su dirección, estaba a menos de un metro del pequeño hibrido, podía escuchar su respiración agitada, el suave resoplido que salía de sus labios, el moreno sabía que era mucho más alto que el chico y por ello se acuclilló para estar a su altura, vacilante extendió una mano hacia él y la posó sobre sus brazos cruzados.- YoonYoon... ¿estás enojado?-. El menor soltó un bufido, si, NamJoon sabía que era una terrible pregunta para romper el hielo porque era obvio que el hibrido estaba enojado pero Dios sabe que era un bobo para intentar arreglar este tipo de problemas ni si quiera sabía que paso dar, sentía que se tambaleaba sobe el borde entre decir algo que lo enojara más y decir algo que arreglara las cosas. Se decidió por una disculpa mordiendo su labio inferior con ansiedad.- Hey...lo siento de verdad, no tienes idea de cuánto lamento haberte molestado, sé cuánto odias ser despertado pero estaba tratando de jugar enserio-. Los pequeños hombros de YoonGi se desplomaron un poco y su mandíbula afilada tembló ligeramente.- Lo siento Nam, por haberte rasguñado... no sé qué me pasó, no quería hacerte daño... solo quería dormir pero salté sobre ti y lo siento-. Murmuró con voz pequeña sin haberle visto todavía, el corazón de NamJoon se estrujó cuando los brazos del chico se aflojaron y lo miró por fin, sus ojitos estaban brillosos por las lágrimas acumuladas y el mayor no se pudo resistir a atraerlo a su pecho amplio y tomarlo entre sus brazos, con el cuerpo del menor se dejó caer en el espacio donde había estado, sentado entre los suaves peluches dejó al menor sobre su regazo manteniéndolo aprisionado en su pecho. NamJoon no estaba enojado y sabía que su gatito tampoco lo estaba, irritado si, por supuesto pero no enojado, era más bien irritación mezclada con culpabilidad.- Mi gatito... yo entiendo que fue una reacción, te quiero-. Se mantuvieron en silencio en un abrazo apretado por quien sabe cuánto tiempo hasta que la respiración del hibrido se regularizó.

NamJoon tenía sus bazos enredados sobre los pequeños hombros y espalda del chico, eran ambos tan torpes en las discusiones pero se habían arreglado de una forma hermosa, incluso en su abrazo había esa suave chispa que rondaba siempre entre ellos, se adoraban, se querían con toda su alma y aunque sabían que se amaban y no de forma fraternal ninguno sabía las dimensiones de ese sentimiento. El moreno depositó montones de besos suaves en el cabello negro de YoonGi, él hibrido no hizo más que acurrucarse en el cuerpo que lo sostenía como el tesoro más preciado, una mano fuerte y morena levantó el mentón del hibrido y los labios gruesos del mayor se presionaron sobre los pequeños pétalos rosados que eran los labios del menor en un cálido beso que supo a chocolate amargo y dulce.

Ambos habían aprendido una lección ese día, habrían montones de peleas entre ellos, discusiones unas peores que otras pero no se trataba de quien tuviese la culpa, se trataba del amor que se tenían, del cariño y de saber que las reconciliaciones eran las más dulces cuando los dos sabían que se querían. 

I Found You [NamGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora