Capítulo 13

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—Listo —dice Tiana victoriosa—. Reporte terminado.

—¡Por fin! —exclamo. Ella pone los ojos en blanco.

—Bueno, yo no soy un cerebrito como tú. Yo ni entendí la mitad de las cosas que escribí en ese reporte.

Enarco una ceja.

—Pero si a ti te tocó un libro facilísimo. Romeo y Julieta, por favor
—bufo—. Todo el mundo lo entiende.

—Los escritores de antes tenían un vocabulario demasiado sofisticado para mí. Sólo entendí que ambos murieron al final.

Rompo en carcajadas.

—Seguro —dije con total sarcasmo.

Sé que todo es un numerito propio de ella.

—Lo entendiste perfectamente, sólo es que eres lenta —sonrío con suficiencia—. Te vi llorar al final.

Me carcajeo.

—¡Bien! —rueda los ojos—. Lo entendí , de acuerdo; pero qué es eso de... —abre el libro, escoge una escena al azar y cita a Romeo—:

>>¡Habla! -¡Oh! ¡Prosigue hablando, ángel resplandeciente! Pues al alzar, para verte, la mirada, tan radiosa me apareces, como un celeste y alado mensajero a la atónita vista de los
mortales, que, con ojos elevados al Cielo, se inclinan hacia atrás para contemplarme, cuando a trechos franquea el curso de las perezosas nubes y boga en el seno del ambiente.

Lee con pasión y dramatismo exagerado.

—Es una tragedia dramática —río—, igual que tú.

—Nadie habla así en la vida real y no me imagino a la gente hablando así ni siquiera en aquel tiempo.

El timbre de la entrada retumba por toda la casa. Tiana se levanta de la cama para ir abrir la puerta y yo me pongo a recoger nuestros libros. No sabía que hacer tareas acompañada podía ser tan agradable, incluso terminé muy pronto, al contrario que ella. Río para mis adentros.

La escucho bufar y decir algo que no entendí en el piso de abajo. Cuando termino de recoger todo, me propongo bajar la escaleras. Al llegar al final de éstas, entendí la molestia de Tiana. Nathan desde el umbral de la puerta me devuelve la mirada y mi corazón se detiene; ya debería estar acostumbrada a verle, esto es estúpido.

—La estábamos pasando de maravilla Nathan, no me mal interpretes, me encanta que ambos pasen tiempo juntos, pero yo también quiero pasar tiempo con Chloe —la chica cruza los brazos sobre su pecho.

—Pues te agradará saber que os vengo a invitar a todos a mi casa, para cenar conmigo y con mi familia —dice sin apartar sus ojos de los míos.

—¡Estupendo! —ha vuelto la eufórica Tiana.

—¿No crees que solo irán a comer? —vuelve la mirada a Tiana con una ceja enarcada.

—Por supuesto que no —ríe—. Chloe, iré a preparar lo que vestiremos; nos cambiaremos en casa de los Leduc. Quédate con Nathan —me lanza una mirada pícara.

Se aleja entre saltitos y risitas.

—Realmente te venía a invitar sólo a ti —se me acerca y extiende sus brazos en mi dirección. Me acerco y correspondo su abrazo—. Quería que conocieras a mi familia mejor, ya sabes.

—Pues que bueno que Tiana es tan fastidiosa —escucho como su carcajada nace en su pecho—. ¿A qué te refieres con que no sólo vamos a comer?

—Ya verás.

***

Aquí estoy en la cocina de los Leduc cocinando la cena. Increíble. Qué bueno que Tiana da la lata; no me imagino sola aquí. Según Leonard los Wells se unirán a nosotros a las 8:00 P.M que es la hora en que cenaremos.

Alma Atrapada (Estocolmo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora