Capítulo 16

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Odio mi vida, la odio en un modo en la que no puedo ni siquiera explicar el porqué me quedo viendo a un punto fijo como si estuviera en otro mundo, que pensándolo bien es técnicamente lo que pasa pero en el mundo de Austinlandia. Ese maldito lugar donde siempre hay osos pequeños bailando o en vez de dulces de algodón, chuchería con fuentes que no son de chocolate sino de diversas salsas, y si los osos son gomitas de chile y algunas son dulces.
Si... estoy consciente que necesito un psicólogo y uno muy urgente.

Y siendo honesta no se si estoy soñando, divagando o es un simple recuerdo, ya que llevo horas en las que llegué a casa y mi cabeza no da para más, muy apenas encontré la cama en el camino y no estoy segura si es la cama, me es suficiente con que estoy en algo cómodo... muy cómodo.

-Quisiera saber algo Austin- si quiero decirle todo, lo tengo que hacer ahora.- A pesar de todo lo que a pasado, hay cosas que aún quiero aclarar, que mi mente aún no procesa las cosas que dices... tal vez no las entienda en el modo en el que tu las haces, pero estoy harta de no saber, saber que la persona por la que estás estúpidamente enamorada no te explica de una manera clara lo que siente...- no puedo verlo a los ojos, tengo miedo con solo saber que está respirando de una manera tan tranquila y tan, tan... desesperante.

Su mirada se clava en mi cara, lo sé porque esa mirada me come de un solo mordisco, no se si hablar o esperar a que conteste. Y no pensé que esas palabras fueran lo que dejarían de bombear mi corazón.

-Te quiero, pero no es un te amo, la palabra es tan fuerte como para decirla de repente.

-suspiro con rendimiento- Yo entiendo, se que no podré ser esa persona a la que querrás siempre, de verdad lo entiendo.

Me paro de mi asiento dispuesta a irme, pero mi mano es jalada por una fuerza, una que en lo más mínimo tendría intensión de lastimar.
Una sonrisa se dibuja en su rostro pálido, y sus ojos se dirigen a los míos que lo miran con sorpresa.

-Dejame terminar Jane- acaricia mi mano con delicadeza- no dije que ese te quiero quiera decir en forma de una amistad, el te quiero se puede interpretar de muchas maneras, muy distintas, en este caso mi te quiero no es de amistad. Me gustaría intentar algo más contigo, de la manera más apropiada.

Apropiada, se refiere por nuestra edad, ya que me pasa por varios años, hay que considerar que soy una niña, pero no una niña que juega aun con muñecas, me refiero a niña de edad ya que mi forma de pensar no es la misma a la de otras y Austin está muy al pendiente de eso aunque niegue y lo haga ver diferente. En cambio el, es una persona que a pasado por procesos: superó su peso y se dedicó a hacer ejercicio para que las personas lo acepten, cambió su forma de pensar a una más madura y apta para su edad, y en parte lo comprendo es duro ver la realidad cuando te llega el momento y es necesario afrontarlo de la manera más dura y pesada.

-Entonces... ¿qué somos?

La pregunta rondaba por mi cabeza demasiadas veces como si fuera la única palabra que haya dicho desde mi nacimiento. En cambio el dio una respuesta que no esperaba.

-No somos pareja, somos algo que no se define exactamente con palabras, no puedo decir que ya somos novios porque no lo somos. No aún.

No aún. Sino lo somos pero se que estaremos juntos, con eso me conformaba, me conformaba con solo tenerlo a mi lado, saber que el estaría para mi, no solo como amistad sino como algo mucho más fuerte algo mutuo.

-¡MALDITA SEA JANE! ¡MUEVETE DE ENCIMA!

Un grito y uno que conozco perfectamente bien hace que caiga además de un empujón que propina que me golpee en la parte baja de mi cadera y mi codo. Así que el era lo cómodo sin embargo caigo en cuenta que lo que supuestamente era un sueño... no lo era, solo era un recuerdo, uno de los que más me daña.

-Rayos, mis piernas estan entumidas- reprocha.

Dirijo mi mirada con pocos ánimos y mi última y poca paciencia hacia mi querido y "Mejor amigo" Will, que se encuentra muy cómodo entre mi cama y mis cobijas de lana, con una mueca de dolor mientras trata de despertar sus piernas con pequeños golpes.

Me levanto del suelo y tomo mi cadera con algo de enojo y trato de controlarme.

-¿Qué haces aquí?- masajeo mis cien quitando ese dolor de cabeza que empeoró cuando el me empujó hacia el bendito suelo, miro hacia mi mesa de noche y veo el reloj con la hora de las ocho y media de la noche. Esto ahora si me enoja.- ¡Pero que haces aquí William! ¡Son las malditas ocho y media de la noche! Espero y tengas una buena escusa para esto.

El sonríe ante lo último que digo, se levanta de su lugar y camina fuera de mi habitación.

>>¿No que muy entumidas las piernas?<<
A los minutos vuelve a ingresar y me sorprendo por lo que trae en brazos.

>>Esa cosa es estúpidamente grande como para que esté en mi cama<< debería de golpearme por lo que pienso.

-Tu madre me dejó pasar, al igual que a tu cuarto.- sonríe y deja al oso de felpa en el suelo recargado en la pared y estoy segura que ese oso es más grande que yo y Austin.
Bendito Dios que mi cuarto estaba limpio aunque debo considerar que mi madre le abre la puerta a todos, necesito comprar candados ¡Muchos candados! Y si es posible de bicicleta también.

-¿A qué viene eso?- sigo estupefacta por el inmenso oso, es una verdadera lástima que no sea de gomita sino ya me hubiera lanzado a él y me lo hubiera comido en solo minutos. Will se acerca a mi y toma de mis hombros para mirarme directamente a los ojos.

-De verdad lo siento Jane, no debí responder así.

Eso es lo que esperaba y sabía que lo hacía con buenas intenciones porque lo noto en sus ojos que a pesar de que no con todos demuestra su brillo, conmigo lo hace.

Y respecto a mi sueño que no fue un sueño, ahora se cual estúpida soy al estar enamorada por la persona que me dio una oportunidad. Una muy innecesaria.

Prometo regresar por ti©[#1] COMPLETA PRÓXIMAMENTE EN LIBRERÍAS (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now