Chapter 02

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El frio mármol de la escalera le hacía compañía en su oscuro hogar, como si el invierno hubiera llegado antes de tiempo, sonando a su alrededor con el choque de una botella vacía dejada sobre el escalón en el que estaba sentado, por poco la rompía, pero esta resistía más de los esperado.

El helado viento había inundado la habitación. Con las luces apagadas lo único que iluminaba era la tenue luz de luna que entraba a través de las cortinas de blanca seda, bailando con suavidad en las orillas de una ventana frente a las escaleras.

La luz apenas llegaba a tocar sus piernas estiradas hacía en frente, sosteniendo con su mano derecha una copa de vidrio fino, que yacía con restos rojizos de la bebida que había estado anteriormente en ella. Brian se levantó al dar el último trago resguardado en su boca y caminó tambaleándose de un lado a otro por la borrachera.

Los sonidos de sus pasos hacían un eco infernal que se escuchaba fuerte por más que el tratase de no hacer ruido. Inútilmente como si alguien más lo fuera a escuchar en el basto espacio que había en el hogar por la noche. Su cabello desacomodado mostraba poco de lo que era en ese mismo instante.

Este se detuvo en el umbral de la habitación principal, en la que habían dormido ambos por tantos años, observó lo grande que era esa habitación, exagerada para dormir solo y justa para dormir dos. La cama estaba tendida desde hacía varios días, no la había tocado por dormir las últimas noches en el sofá o en alguna de las sillas cómodas del living.

Caminó hasta la cama matrimonial, se acercó a la cama aún más y se arrojó a ella boca abajo respirando hondo y abrazándose a una de las almohadas después de tanto tiempo. Aunque no sintiera nada con la partida de Cole el Alpha dentro de él estaba siendo insoportable, gritando y gruñendo como loco, como si fuera un animal rabioso y a la vez herido.

Brian se durmió unos minutos después de acallar esa voz en sus orejas aprovechando la borrachera que mareaba al otro dentro de él. Era impensable para un antiguo Brian que a sus cuarenta y dos años su Alpha interior estaba tan encaprichado como los primeros años de convivencia.

Pero no hay que confundir el extrañar con el arrepentimiento, Brian era un alcohólico sin arrepentirse desde hacía mucho antes del divorcio, era tan devoto al alcohol que su voz se escuchaba rasposa de manera perpetua.

Al renacer el día despertó con el sol que entraba por la ventana a un lado de la cama, no era fuerte, pero era un tanto molesto por la resaca que llevaba. El castaño se levantó entonces y se vistió para ir al trabajo. Fue bajando por las escaleras que no pudo impedir darle una patada a la botella dejada la noche anterior y maldecir por el suelo lleno de vidrio oscuro. Fue a la cocina e inconscientemente buscó un desayuno ya preparado, aún no acostumbrado a hacer las cosas por su cuenta, puesto a que además de ser un alcohólico también era un bueno para casi nada.

Luego de desayunar un par de panes quemados y maldecirse internamente por haberle dado unas semanas libres a la ama de llaves. Prestó atención al salir, puesto a que las cajas en las que había dejado de mala gana en la calle ya no estaban por lo que con buena suerte para el algún vagabundo se las habría llevado.

La tonada de su teléfono interrumpió su observación tomándolo con rapidez y atender:

- ¿cuántas veces les he dicho que no deben llamar a mi número personal si no es una emergencia? - interrogó el castaño mientras ladeada su cabeza frunciendo las cejas.

Temerosa la voz del otro lado apenas pudo decir que se trataba de una emergencia y que se necesitaba que estuviera lo más pronto posible en la oficina. Brian le cortó en cuanto la cuestión principal se le había informado, pisando el acelerador sin mucho interés a lo que le rodeó de camino a su lugar de trabajo.

Orange Rose _ OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora