191| Final

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Perspectiva de Shawn

Desperté con un dolor enorme de cabeza, aún dormido me dirigí a donde estaban las pastillas arrastrando los pies, las tomé y me dirigí a la sala para ver un poco la televisión, no había nada que hacer esa mañana, en la tarde vendrían al departamento Camille y unos amigos, bostecé un poco y mi cuerpo se congeló cuando vi a Sianna en un comercial de un perfume, se veía demasiado asombrosa, perfecta, parecía como si me estuviera mirando directo a los ojos, pero antes de que se terminara sonrío de la misma manera que cuando la abrazaba por la espalda sin que ella se lo esperaba, de inmediato empezó otro comercial, pero yo no podía dejar de pensar en su gran sonrisa, en su asombroso rostro y la maravillosa persona que era, moví mi cabeza intentando alejar esos pensamientos de mí, pero no querían irse, recordaba las palabras de Lorena diciéndome que Sianna si era capaz de pedirme el divorcio, recordé todas las fotos que subió con las descripciones desgarradoras y como ninguna vez me entregó a Cora, sino que su hermana era la que lo hacía, cuando salí de mi trance me di cuenta que tenía unas pequeñas lágrimas en mis mejillas, las toqué con mi mano y salí corriendo hacia mi habitación, en cuanto llegue abrí de inmediato el ropero, dándome cuenta que no había nada de ropa de Sianna, fui de inmediato a otro cajón y solo estaban cosas mías, sabía que ella fue un día a recoger por completo sus pertenencias, pero no me dolió como lo sentía en es momento. También busqué las cosas de mi hija y no había nada de ellas, me senté en el suelo pegando mi espalda en la pared y empecé a llorar, no entendía que se me había ocurrido al estarme comportando como lo había echo, la indiferencia hacia Sianna, solo quería golpearme una y otra vez por ver actuado de esa manera, giré mi cabeza hacia la derecha y pude ver debajo de la cama un cuadro, de inmediato fui por él, en cuanto pude ver que foto se encontraba me lancé a llorar aún más, estábamos Sianna y yo con Cora recién nacida. Me sentía el peor ser humano de todos y lo era.

Pocas horas después de estar llorando y sintiéndome culpable escuché sonar mi móvil, pensé que era Camille, así que lo ignoré, pero a la tercera vez que sonó caminé a la sala sin muchas ganas, lo tomé y sentí un vuelco en el corazón al ver quien era la que estaba detrás de la llamada.

—¿Hola? —hablé intentando que no se notara que había llorado.

—Necesitamos vernos —hizo una pequeña pausa— . ¿Podrías ir al jardín donde siempre íbamos, a las cinco?

—Claro, claro, ahí estaré. Sianna... —no pude terminar de hablar cuando cortó la llamada.
Una sonrisa apareció en mi rostro, pensando qué tal vez quería arreglar las cosas y estaba dispuesto a todo para hacerlo, quería volver a estar con ella y mi hija, volver a ser lo que éramos antes y lo que perdí por ser un total imbecil, en ese momento entendía lo molesta que se encontraba mi hermana conmigo y todos mis amigos, a los cuales esperaba que siguieran considerándome su amigo.

Lo mejor de ese jardín era que siempre se mantenía solo, era privado de todas las personas y era nuestro lugar favorito, donde teníamos la mayor privacidad posible.

• • • •

Miré hacia los lados y crucé la calle con demasiados nervios.
Había cancelado lo de la tarde para poder ver a Sianna y no me arrepentía de nada, estábamos por cumplir cuatro meses sin vernos y ansiaba tanto poder tenerla de nuevo cerca de mí.

Tomé asiento en un banco libre, que daba una perfecta vista a los grandiosos árboles. No pasó mucho tiempo para que viera a Sianna caminar hacia donde me encontraba, se veía demasiado perfecta, su cabellera se movía un poco a causa del aire que había, pero se veía decidida a llegar a mí, en cuanto estuvimos frente a frente no podía respirar, mis piernas temblaban diciéndome que volviera a tomar asiento o caería, el corazón latía demasiado rápido, le di una pequeña sonrisa que no devolvió, se encontraba seria, haciendo que eso provocara miedo y mucho más nervios.

Ambos tomamos asiento, el temor iba creciendo cada vez más, ella intentó sentarse lo más alejada posible de mí, intentando evitar el contacto físico, lo que lograba que sintiera una enorme tristeza.

—Te pedí que vinieras aquí porque...

—Perdón Sianna, perdón por verme comportado de esa manera, soy un imbecil y eso me queda corto...

—Es que, no es posible... —me interrumpió y guardó silencio esquivando mi vista.

—Pero te amo, a ti y a Cora, no lo he demostrado en estos dos meses, prometo que lo haré, seré el mejor papá y esposo que alguien puede tener, lo prometo. —empecé a hablar, pero ella no me miraba, se giró más, tratando de evitar que mirara su rostro y se quitó unas lágrimas, volvió su vista a mi rostro.

—Quiero el divorcio. —dijo sin pensárselo dos veces, sin tartamudear, lo habló demasiado segura, mientras que yo me quebré ahí mismo.

Comencé a llorar de una manera que jamás lo había hecho, no podía articular palabra alguna, las órdenes a mi cuerpo no funcionaban porque no podía hacer nada, intenté acercarme más a Sianna y ella se levantó de inmediato del asiento, dejó unas hojas en la banca y se giró para salir caminando con rapidez de ahí, no podía creerlo, nada podía ser cierto.
Tomé las hojas, solo tenía que firmar para que dejara de ser su esposo, la firma de Sianna ya se encontraba ahí, no se lo que cruzó por mi mente pero hice bola lo que tenía en mis manos y me deje caer al césped, pegando mis piernas a mi pecho y llorar como si no hubiera un mañana, todas los recuerdos aparecían en mi mente.
La primera vez que la vi formada para tomarse una foto conmigo, cuando me entregó el cuadro de pintura, el concierto donde ella gritaba como loca, la primera vez que le envié un mensaje por Instagram, la segunda vez que decidimos vernos como amigos, cuando me acompañó a los AMAS y se encontraba demasiado feliz, nunca olvidaría la enorme felicidad que tuvo cuando me le declaré, la vez que viajamos junto a nuestros amigos a la playa, como lloró cuando le pedí que se casara conmigo y los aplausos de las personas que nos veían, mis manos temblando al ponerle el anillo y lo más importante, cuando tuve una familia y Sianna y yo no dejábamos de llorar al ver lo pequeña que era Cora, la felicidad que nadie puede comprender al tener un hijo.

Todo estaba arruinado por mi culpa, pero no estaba decidido a aceptarlo, no podía terminar todo así, movería cielo y tierra para tener a mi esposa e hija de vueltas.

Fin.

One dream  »S.M.Where stories live. Discover now