CAPÍTULO 3

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Los personajes de INUYASHA no me pertenecen sino a RUMIKO TAKAHASHI
Esta obra pertenece a KIM LAWRENCE, ha sido adaptada y modificada por mí
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Los personajes utilizados pueden contener Ooc.
Los personajes son todos humanos, la trama se ubica en un universo alternativo.
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Capítulo 3

Kagome POV
Después de intercambiar unas palabras de cortesía con la pareja que eran clientes asiduos del hotel, el atractivo desconocido se alejó. Más tarde Kagome supo quién era: se llamaba Sesshomaru Taisho y era el propietario del hotel, y por lo visto de muchas cosas más.

Pero apenas le había dirigido una mirada y una breve inclinación de cabeza a modo de saludo, insuficiente desde luego para alimentar toda una noche de fantasías y de insomnio.

A la mañana siguiente en la piscina, Kagome salió del agua sacudiendo la cabeza por su ridícula reacción de la noche anterior y se sentó en el borde, con las piernas dobladas y las rodillas en la barbilla, los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás para atrapar el calor de los primeros rayos del sol.

Cuando abrió los ojos, la causa de su noche en vela. Sesshomaru Taisho, estaba parado a su lado mirándola.

     -Buenos días. Espero que hayas dormido bien —dijo él en un tono formal que contrastaba con el brillo inquieto y febril que Kagome vio en sus ojos durante una décima de segundo antes de que él los cubriera con las gafas de sol de marca que llevaba en la cabeza.

Kagome no dijo nada, en parte porque verlo quitarse la camisa la había dejado sin habla, pero continuó mirándolo sin ocultar el efecto que los movimientos de los músculos masculinos al alzar el brazo y echarse el pelo hacia atrás tenía en ella.

     -Yo no he dormido nada —reveló él sin esperar su respuesta.
     -Lo siento —dijo ella, pensando que no tenía pinta de haber pasado una mala noche.

De hecho, ¿rezumaba vitalidad por todos los poros, o era testosterona? Algo se tensó en su pelvis y trató de concentrarse en los labios sensuales que esbozaban una sexy sonrisa dirigida a su persona.

«Mala idea», se dijo. «Y no babees, sé objetiva, Kagome», se advirtió con severidad.

     -¿Ha nadado a gusto? —continuó preguntando él, a la vez que se bajaba una cremallera de los vaqueros y dejaba al descubierto un estómago liso con los músculos perfectamente definidos y una hilera de vello claros que se perdía por la cintura.

     -Ya me iba —dijo ella.

¿La había estado observando? Un estremecimiento recorrió todo su cuerpo y Kagome alzó un brazo para cubrirse los pezones erizados bajo el bañador mojado. Se puso de rodillas justo a la vez que la tela desgastada de los vaqueros descendía por las piernas masculinas.

Kagome pudo evitar ver los muslos musculosos cubiertos de una suave capa de vello; de hecho apenas podía apartar la vista. Aunque lo intentó. El hombre era un auténtico Adonis, y ella recordó que en aquel momento se sintió rara, torpe y gorda en comparación con el cuerpo esbelto y firme que se estaba descubriendo ante sus ojos.

     -Este verano quería adelgazar —explicó, sintiendo la ridícula y repentina necesidad de disculparse por su aspecto físico.

Las cejas de Sesshomaru se arquearon, pero las gafas le tapaban los ojos y era difícil adivinar qué estaba pensando.

Kagome sonrió como en un intento de demostrar que estaba cuerda.
     -Pero ya sabes cómo es.

«Idiota, por supuesto que no lo sabe», se dijo, con toda su atención irresistiblemente de nuevo en el cuerpo masculino que había quedado cubierto sólo por un bañador negro.

De Otro HombreWhere stories live. Discover now