11: Entrenamiento

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Cuatro chicos y tres hombres iban caminando por las calles de Sooga, a la vez que en sus rostros se podía reflejar una gran mezcla entre: preocupación, miedo, angustia, lealtad unidad y decisión...

— Chicos, aún hay algo que no entiendo...

Todos fijaron su vista en Abyo.

— ¿Y qué es? -pregunto Ching.

— ¿Por qué Pucca no nos habrá dicho nada?.

— ¿Qué no les parece obvio?.

— ¿Qué? ¿qué quieres decir Garu?.

— Me refiero a que si ella no nos dijo nada es por que intentaba protegernos de todo esto...

Los demás guardaron silencio, minutos después vieron a los vagabundos que iban por una esquina cerca de donde ellos estaban, estos al verlos se acercaron a saludarles.

— Hola chicos -les dijo Pandoga.

— ¿Como están? jejeje -les saludo Payaso con su clásico intento de risa

— Hola muchachos... -les respondió Garu.

— ¿Por qué tienen esas caras tan largas?.

— Pues...

— Lo que pasa es que...

Ninguno sabia que decir, lo cierto es que aquel era un tema sumamente delicado.

— Oigan ¿en donde está Pucca? -pregunto la líder de los vagabundos que al ver que la chica no estaba le dio mala espina- algo le sucedió ¿verdad?

Los demás se vieron a la cara.

— ¿Ustedes saben algo sobre el clan de la espada negra?

Los tres vagabundos al escuchar aquel nombre temblaron, pero en especial la líder, ellos eran los responsables de que ella quedase huérfana, algo que ahora trataba de olvidar.

— ¿Qué es lo que sucede? -dijo frunciendo el ceño la muchacha.

Garu vio a los tíos y al que ahora sabían era el padre de Pucca en señal de autorización para poder informarles de la situación a los otros tres chicos, los tres mayores concedieron el permiso.

— Chicos, creo que necesitaremos ayuda...

Tobe entendió a lo que se refería por lo que él continuo.

— Verán, lo que pasa es que...

Le narraron todo lo que pasaba a los otros tres lo cual los dejo impresionados, al terminar la líder del trio habló.

— ¡Los ayudaremos! -exclamó Pandoga enérgica, aquella seria una excelente oportunidad para desquitarse de aquel clan.

— Sí pero... Creo que necesitaremos más ayuda ¿no?

— Tienes razón Shaman -le dijo Linguini.

— Payaso, Shaman vayan por ayuda... -les ordeno Pandoga.

Por un error ¡Pucca perdoname! (Próximamente en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora