Cap. 5

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— ¡TN Genesis Rodríguez Salvador! ¡ESTA ES LA TERCERA VEZ QUE TE LLAMO! -dijo su papá desde la puerta​ de entrada de la casa


— Ya sabes lo que dicen... ‹La tercera es la vencida› —citó el tan escuchado y famoso dicho mientras llegaba al living en donde su padre se estaba adentrando— Espérame dos minutos que voy a ver si tengo todo para el camino... —agarro una pequeña mochila donde se veía que estaba repleta de cosas— Entonces —la abrió— Auriculares... Listos. —los saco de ahí— Lentes de sol... Listos. —hizo lo mismo— toallas higiénicas, femeninas y de mano... Listas. Cargador USB y portátil... Listos. Celular cargado al cien por ciento... Lito. Barra de cereal, caramelos de menta, chicles de menta y pastillas de menta... —hizo lo mismo con cada cosa que nombraba, pero empezó a revolver todo cuando no encontraba la última cosa que nombró— ¿Dónde están...? A mira, acá están. —las encontró en un bolsillo de la mochila— Siento que me falta algo... —dijo rascando su nuca.

— SI. Irnos, TN. —dijo apuntando a la puerta.

— Además de eso. —pensó un poco más— ¡Ah, si! ¡Mis anteojos sin aumento! Papi, ¿vos no los viste? —se dirigió a su padre.

— Aveces lo que buscamos están frente a nuestras narices y no nos damos cuánta, TN. —hizo una pausa para ver La cara de confusión de su hija— O, mejor dicho, sobre nuestras cabezas. —dijo y saco de sobre la cabeza de TN los anteojos que ella estaba buscando.

— ¡Ay, gracias, papi! Sos el mejor. —tomó los anteojos, guardo todo en su mini mochila y salió de su casa.

Mientras su papá cerraba la puerta TN giró y dio uno de sus últimos vistazos a su, ahora, antigua casa. Sabía que no es un "adiós" o un "hasta nunca", sino que era un "Nos vemos luego". Pero aún así le dolía dejar toda su infancia ahí, dejar a sus abuelos ahí. A TN aún le faltaban un par de meses para cumplir sus 13 años, pero tenía un muy buen uso de razón y, en ocasiones, resultaba ser un poco más madura que las niñas de su edad.

Ella sabía que no era bueno aferrarse al pasado, porque se perdería del Hoy. Ella quería pensar lo que podría llegar a pasar en está nueva etapa de su vida.

Giró nuevamente sobre sus talones para volver su vista hacia el auto en donde ya estaban su madre y sus dos hermanos menores. Camino hasta la Puerta del taxi (que por cierto no era un taxi/auto, era un taxi/camioneta. Eran varias personas más las valijas), y por última vez miro hacia su antigua casa. Dio un suspiro extenso y se subió al taxi.

••••

Ya estaban en el aeropuerto. Faltaban alrededor de 30 minutos para que los llamarán para abordar. Todos allí ya se estaban aburriendo.

— Me aburro.

— Lanita por dos. —dijo Sol.

— Lanita por tres. —la siguió Flor.

— Lanita por cuatro. —continuó Oli.

— Lanita por cinco. —dijo TN.

— Lanita po... —lo interrumpieron.

— ¡Ya nos dimos cuenta de que están aburridos! —Rebecca miró mal a su hijo.

— Nosotros tampoco es que nos estamos divirtiendo. —dijo Amanda tirando su cabeza hacia atrás en señal de cansancio.

••••••

Ya habían llegado a Miami después de nueve horas de viaje, y (como algunos ya habían dormido un poco en el avión) fueron a dejar el equipaje a sus nuevos hogares, que serían un departamento de hotel. Mientras que Rebecca, Florencia y Santiago se quedarían en otro hotel a unos 50 metros por qué el trabajo de Rebe ya se lo había reservado.

»Por Más Que Quiera: No Puedo« [PAUSADA] E.B.C y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora