A la mañana siguiente todo transcurrió como siempre: madrugar, deporte y baño. Ya era como un ritual para mi. Pero esta vez no tenía ninguna llamada del trabajo, así que al parecer tendría la mañana libre por ahora y decidí limpiar la casa, me llevó más tiempo del que pensaba porque cuando quise mirar el reloj ya era prácticamente la hora de comer. Me preparé una comida ligera y decidí dormir un rato para después salir a pasear otra vez, pero esta vez tenía claro mi destino: la casa de mi madre.
Me vestí con unos vaqueros claros, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra y coji el coche hasta la casa de mi madre. Ella ahora vivía en Santa Mónica, cuando yo me fui de casa no fue capaz de seguir viviendo en nuestra antigua casa sabiendo que mi padre no volvería a ese que fue su primer hogar, que me vio nacer y crecer, que vivió casi toda la historia de mis padres hasta ese fatídico día...el día que me dijo que se mudaba fue duro para mi, todos mis recuerdos estaban entre esas cuatro paredes y ahora otra familia crearía los suyos propios allí. Tardé en acostumbrarme pero vi que esto era realmente necesario para ella así que lo acabé aceptando como pude, y en el tiempo que lleva ahora en Santa Mónica la veo algo más feliz, sale a la playa para relajarse si lo necesita y hasta ¡me ha pedido que le enseñe a hacer surf! Y lo mejor de todo es que tardo menos de media hora en llegar allí.
Llegué en 20 minutos y nada más estacionar en el barrio vi a mi madre en su jardín plantando algo que parecían violetas, me gustaba verla así de feliz.
- Hola mamá
- ¡Hija! Como no avisaste que venías, así habría preparado algo especial para comer.
- No te preocupes mami, quería darte una sorpresa. Hacía mucho que no venía y te echaba de menos.
- Ay mi niña, ven aquí y dale un gran abrazo a tu madre.
Nada más entrar en casa me empezó a bombardear con preguntas como: que tal el viaje, si comía bien, que tal el trabajo, si había conocido a alguien...las típicas preguntas de madre que con el tiempo acabas echando de menos. Se que no vivimos tan lejos, pero cuando pasas de ver todos los días a tu madre a verla solo algunos días al mes cambia mucho tu perspectiva. Aprovechamos para contarnos que tal nuestras respectivas vidas, aunque estaba claro que no iba a contarle la verdadera razón de porque este viaje tan inesperado. Me encanta pasar tiempo con ella porque me recuerda cuando era pequeña y todo era mucho más fácil, pero desgraciadamente se hacía tarde y yo tenía que volver a casa.
- Ma tengo que irme ya, pero me ha encantado pasar esta tarde contigo. Echaba de menos nuestros momentos juntas - le dije con una gran sonrisa.
- De acuerdo mi amor, ten cuidado en el viaje y llámame en cuanto llegues.
- Si mamita, no te preocupes. En cuanto llegue yo te marco.
Se me olvidaba comentar que tengo raíces colombianas; mis padres nacieron en Colombia al igual que yo, pero nos vinimos a vivir a Estados Unidos cuando yo tenía 8 años. Temas de trabajo como siempre...me costó acostumbrarme al cambio, pero intenté encajar lo mejor que pude. Una niña hispana no siempre es bien recibida en un país tan distinto como este, al principio sentía que no encajaba y me costó mucho hacer amigos, pero con el tiempo logré ver que quien de verdad quisiera ser mi amigo se acercaría sin ningún miedo a los prejuicios que eso pudiera causarle y así fue como conocí a James y Amber, mis mejores amigos aquí.
Mi camino de vuelta a casa fue más ameno gracias a mi emisora de radio favorita y nada más entrar por la puerta de casa recibí una llamada de Tyler.
- Hola Mai, espero que estés en casa porque en quince minutos me paso por alli.
- Espera, espera, acabo de llegar y estoy muy cansada. Podríamos pasarlo para otro.....
Ni me dejó acabar la frase y ya había colgado. Eran casi las once de la noche y yo sólo quería dormir hasta el año siguiente, pero Tyler era mi mejor amigo y además muy persistente, así que seguramente hubiera acabado cediendo aunque no quisiera. Y a los 15 minutos ya estaba tocando a mi puerta, a puntual no le ganaba nadie.
- Hola ¿que tal? Espero que bien porque mañana tendremos un largo día en el trabajo.
Y diciendo todo eso sin pararse casi a respirar, pasó por la puerta como Pedro por su casa. Menos mal que llevamos siendo amigos desde hace bastante porque sino, ya le hubiera echado a patadas. Tyler y yo nos conocimos cuando estábamos haciendo las pruebas para agentes, en la academia nos tocó juntos en el mismo grupo y aunque al principio tuvimos unos cuantos desacuerdos, finalmente nos acabamos llevando bien cuando descubrimos que teníamos en común más cosas de las que pensabamos. Incluso fuimos de los primeros en nuestra promoción y desde entonces nos hicimos mejores amigos. Con la casualidad de que a ambos nos gusta el boxeo, somos del mismo equipo de fútbol e incluso él tiene familia en Miami, que es donde viví cuando llegué a Estados Unidos.
- Pasa, pasa. Como si estuvieras en tu casa eh, no te preocupes por la hora ni nada.
- Se que es un poco tarde, pero que aburrida sería tu vida sin que yo estuviera en ella.
Puede que tuviera algo de razón...pero aún así nunca se lo reconocería.
- Y bueno, no es que me moleste tu presencia pero, ¿para que has venido hasta aquí a estas horas?
- Simplemente quería saber que estabas bien. Llevamos unos días sin hablar y es extraño porque siempre nos mandamos aunque sea un mensaje.
- Gracias por preocuparte Ty, pero estoy bien. Hoy fui a visitar a mi madre.
Y de repente la sala quedó totalmente en silencio, Tyler sabía la historia de mi padre, se la conté hace unos años cuando me vio llorando el día del aniversario de su desaparición. Pero nunca he podido abrirme del todo con nadie respecto a este tema, es algo superior a mis fuerzas.
Ty se me acercó mirándome con esa cara de "ni hace falta que te diga que si me necesitas, aquí estoy" y tras eso nos fundimos en un gran abrazo. He dado, doy y daré gracias por tenerlo a mi lado en estos momentos. Tras este emotivo momento nos sentamos en el sofá y estuvimos haciendo zapping en la televisión hasta que dimos con una de nuestras películas favoritas; "Fast & Furious", una de las mejores sagas que existen. Decidí hacer una ensalada para cenar y Tyler se quedó a dormir en la habitación de invitados, de vez en cuando me encantaba tener estos momentos con él porque me libraba de cualquier pensamiento triste que se me pasara por la cabeza ya que siempre me hacía reír diciendo cualquier tontería. Es uno de los mejores amigos que podría haber pedido, incluso teniendo nuestro pasado...
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Sólo tú
RandomCuanto cuesta que se acepte igual a una mujer que a un hombre en un trabajo que la mayoría suele considerar para el sector masculino. Maia, componente del S.W.A.T, hará ver que no todo es como parece y que las mujeres somos capaces de mucho más.