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«Creo que es bueno sacar todo
esto de mi pecho, y no puedo creer
que hasta ahora lo hice.»
Mike, lleno de amargura por la repentina ruptura con su novio, considera que la única forma de sobrellevar la tristeza es escribiéndole carta...
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Hola, tragón:
No funcionabas sin el café. Tomabas por lo menos dos tazas cada día.
Yo no, nunca he soportado su sabor.
Todas las mañanas, cada quien preparaba su desayuno: tú un pan tostado con mermelada de fresa y tu tan deseado café. Yo iba por algo más simple; un vaso de leche y unas galletas de la encimera. Las que fueran, nunca me fijaba en la marca o sabor.
A veces me molestabas sumergiendo tus labios en tu taza de café para darme besitos, sabiendo que yo lo detestaba.
Ayer quebré tu último frasco de café. Perdón, no quería hacerlo, pero se burlaba de mí, me veía desde la repisa con cinismo.
Cuando regreses te lo repondré, te compraré una caja entera, un camión recién importado.
Conociéndote, me pedirás también que tome una taza. No será un problema...
Me tomaría un pepsi-litro de puro café, si eso es suficiente para que regreses.
