Extra

360 28 5
                                    

La calle estaba solitaria, rara vez encontraba California así.

Bajando del auto intenté imaginarme lo mejor. Siempre intentando ser optimista.

No me gustaba pelear con ella. No me gustaba para nada este reciente odio.

Abrí la puerta y se encontraba en el salón bebiendo té de manzana, su favorito, mientras le dejaba la marca de su pinta labios. Me miró e inmediatamente se levantó.

Sabía que debíamos hablar.

"Luke..." susurró aún con la taza entre sus largos dedos. Temblaban.

"Por favor no." Dije cerrando los ojos por un momento. No quería que esto terminara.

"Te amo. Pero no podemos seguir así."

"Tú me amas y yo te amo, ¿Acaso eso no es suficiente para darte a entender que estamos hechos el uno para el otro?" Intenté acercarme a ella. Retrocedió. "Por favor, no hay que rendirnos tan fácil."

"Es que yo no puedo seguir con esto Luke. Esto es demasiado para mí y yo simplemente no...Es una carga muy pesada que ya no puedo soportar más." Sus ojos se aguaron.

"¿Y por qué ya no puedes? ¿Por qué no puedes soportarlo? ¿Qué es lo que no soportas? ¿No me soportas no es así? No te parece nada." Levanté la voz.

"Yo te amo." Volvió a soltar.

"¿Qué? ¿En serio ahora me dices que me amas? ¿¡Y por qué demonios te quieres alejar de mi si tanto dices amarme!?" El primer golpe al piano resonó, pero no dolió. "Tú no me amas, no quieres estar más a mi lado y no entiendo nada de esas niñerías."

"¡Es imposible hablarlo contigo! ¿¡Es que acaso no puedes entender que esto ya no está funcionando!? ¿¡Que todo lo que pasa a tu alrededor me está afectando!?" Fue ella la que ahora elevó su tono de voz.

"Oh claro, la señorita perfecta. Todo tiene que ver conmigo ¿No es así? Al parecer yo soy quien daña a todo el mundo, y sobre todo a ti." Mis palabras estaban llenas de ira.

"Todo lo que pasa a tu alrededor repercute en mi Luke y no tienes idea de cuánto me duele." Intentó calmarse y calmarme, igual no funcionó.

Mi vista se nubló por completo. Me acerqué a ella con pasos determinantes, tomé la taza que aún sostenía en sus manos y sin pensármelo dos veces la tiré en el suelo, haciéndose añicos en segundos. Las lágrimas pronto se hicieron presentes en sus bellos ojos cafés.

Tomé un florero de cerámica tras de ella y volví en mi dirección para tirarlo hacia el gran ventanal ubicado frente al gran piano. Más pedazos rotos.

"¡Pues si tanto odias mi maldita vida vete de ella!" Apunté hacia la puerta. "Puedes irte a la mierda con tus cuentos baratos, no te quiero volver a ver jamás en mi vida o cerca de ella ¿Me entiendes?" Le grité lanzando chispas de mis ojos y de mi ser. Me miró dolida.

Se encogió frente a mí por mi repentino grito, dio un paso más hacia atrás y caminó rígida hacia las escaleras en donde perdí la mata negra de pelo de aquella joven a la que creí era el amor de mi vida.

Tomé un vaso y lo llené de whiskey, no alcancé a terminármelo cuando la furia volvió y lo tiré contra el piano. Ese en donde habitaban tantas memorias de ella y yo, cantando o simplemente riéndonos para luego besarnos.

No era secreto que la amaba, y jamás fue uno el que ella lo hacía también.

¿Cuándo había terminado todo eso? ¿Cuándo se termina el amor? ¿Cuándo y dónde terminó el nuestro?

Tardó por lo que fueron veinticinco minutos y bajó por aquellas escaleras de mármol blanco.

Todo estaba hecho un desastre. Incluso nosotros.

Se paró en el último escalón de las escaleras de mármol blanco sosteniendo en su mano derecha mi playera de Led Zeppelin y en la otra sus maletas.

Lágrimas aún caían por su rostro y su cabello estaba completamente revuelto.

Todo estaba destrozado.

Un hogar roto.

"Supongo que es todo. Ni tú piensas pelear por nuestro amor, ni yo pienso seguir denigrándome por ti ni por tu falta de amor hacia mí. Esto se ha acabado." Terminé por hablar.

Me miró.

"No quería que esto terminara así, pero es lo mejor para los dos." Tiró mi camisa al suelo. Apenas y sonó su dulce voz.

"¡Esto es solo lo mejor para ti! ¡Maldita egoísta!" Otro golpe al piano. Sangre entre mis manos. Cristales en el suelo. Pedazos rotos de madera, vidrios y de mi corazón junto al suyo.

Tomó sus maletas, me miró con dolor y después se dedicó a salir por la puerta, no sin que antes volviera a hablarle y decirle por última vez...

"Y has sido tú quien lo ha estropeado todo." Y salió de nuestro hogar, de mi vida.

Para siempre.

Ghost of You [l.r.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora