Capítulo XLVI.

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   Lo tomé de la cintura y lo acorralé en la pared de la habitación en cuanto llegamos. Había estado fantaseando con él durante todo el trayecto y las ganas sólo se acumularon más.

   —¡John, espera! —espetó, cuando comencé a desabrocharle el cinturón de forma rápida—. ¡Espera! ¿¡Y Kitty y Tom!? ¡Hay que verlos!

   —A la mierda los pulgosos, Paul, tengo un bulto aquí abajo qué resolver.

   Coloqué mis manos en su cintura, subí la camisa que tenía y logré quitársela, para luego tirarla al suelo. Observé su pectoral desnudo y no tardé mucho para inclinarme a besarlo con exaltación; pasé mis labios por sus clavículas, hombros, cuello, mandíbula, y cuando llegué a su boca, él la abrió para recibir mis besos.

   —Ah..., John —jadeó al separarnos. Sus labios estaban más rojitos e hinchados.

   Antes que pudiese responderle, él tomó mi rostro entre sus frías manos y volvió a besarme con la misma intensidad. Bajé mis manos, desabroché mi pantalón y procedí a realizar la misma acción con Paul; nuestros brazos chocaron cuando él decidió bajar los suyos hasta mi cintura para desprender mi camisa.

   Paul no tardó mucho en pasar sus manos por mi pecho y subirlas hasta mi hombro, para luego darle larga a otro beso desenfrenado. Tomé su cintura, di una vuelta y me encaminé —aún entre besos— a la cama en medio de pasos torpes.

   Hice que se sentara en el borde de la cama, apreciando el brillo peculiar que tenían sus ojos, y ese rubor tan lindo que estaba extendido en sus mejillas. Una sonrisa apareció en mi boca, cuando Paul se dispuso a bajarme el pantalón.

   —¿Rosados, John?

   —¿Tienes algo en contra de la ropa interior rosa?

   Él se rió, al momento que sacudía su cabeza en negación. Metió su mano, agarró mi pene y lo sacó, sin dejar de verme con esos ojitos hazel que transmitían ternura. Luego de masturbarlo un poco, lamió la punta, lo que me causó un placentero escalofrío por todo el cuerpo.

   —Mmm —me lamí los labios y solté un pequeño gruñido. Llevé ambas manos al hombro de Paul, para poder repartir pequeñas caricias—. Ahg..., Paul...

   Llevó toda mi longitud a su boca; volvió a sacarla, llenándolo de saliva, y antes de meterla de nuevo, besó el glande repetidas veces. Sentí espasmos recorrer mi cuerpo, la piel de mis testículos se erizó al sentir sus caricias en esa zona, y volví a perder la cordura. Paul me volvía realmente loco; más de lo que ya estaba por él, de hecho.

   Me separé de él, haciendo que su pene saliera de su boca, y terminé de desprenderme la ropa que faltaba. Paul hizo lo mismo, y cuando estuvo en ropa interior, me abalancé sobre él, sin descargar todo el peso de mi cuerpo.

   No quería lastimarlo. Ésta vez no. Prometí a mi mismo que más nunca lo haría.

   Pasé la punta de mi lengua por sus labios, haciendo que Paul cerrara sus ojos y jadeara constantemente.

   —Te amo —susurré.

   Él se sonrió, rodeó sus brazos en mi cuello y volvió a besarme los labios.

   —Te amo más —replicó, sacándome una pequeña sonrisa—. Mucho, Johnny —acotó.

   Acaricié su mejilla, al tiempo que iba acercándome lentamente a su rostro para besarlo. Bajé mi boca hasta su cuello, clavículas, y al llegar a sus pezones, los lamí de forma circular, logrando que Paul soltara un pequeño gemido, el cual fue un poco más alto cuando los mordí con suavidad.

Naughty Daddy ➳ McLennonUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum