Epílogo

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7 años después

Harry se sirvió una taza de café mientras se sentaba a la mesa en la cocina de Oak Ridge, decidiendo que se había ganado el pequeño placer, y que si alguien intentaba separarlo de su necesidad de cafeína, los maldeciría hasta el olvido.

—¿Por qué te escondes aquí? —dijo Severus mientras entraba a la cocina, obviamente buscando a su esposo.

—Severus, mi amor—dijo Harry con los dientes apretados—si estás por sugerir que me retire de esta cocina, necesitarás quitarme el pie del culo—.

—Eso no es muy educado, papá—le dijo Lydia mientras entraba a la cocina, le quitaba la taza de café de las manos y tomaba un trago antes de devolvérsela.

—Desearía que dejaras de hacer eso—se quejó, y Lydia le sacó la lengua en respuesta.

—Sabes, la gente te está buscando, debes hacer tu anuncio en unos minutos—dijo Lydia, cruzando los brazos y parándose junto a Severus.

Harry los miró desconcertado y dijo—¿Podrías por favor no quedarte así? Es como una mini versión de Sev, y honestamente, uno es suficiente—.

—Él dice las cosas más románticas de ti, papá—le dijo Lydia a Severus con una sonrisa—No sé cómo lo soportas—.

—Años de práctica cariño—Severus le dijo a Lydia, envolviendo su brazo alrededor de sus hombros y presionando un beso en la parte superior de su cabeza. A los 15 años, ella se había disparado y era solo unos centímetros más corta que Severus. Su cabello aún colgaba en ondas castañas sueltas, justo por encima de sus hombros y se había convertido en una mujer joven bonita y segura.

Severus y Harry habían tomado la decisión de adoptar a la niña unos meses después de haber renovado su matrimonio, al darse cuenta de que era un paso obvio. Ambos habían llegado a amar a la niña cariñosamente, y sabían que podrían ofrecerle un hogar que no solo le vendría bien, sino que le permitiría prosperar.

Nunca se habían arrepentido de su decisión, a pesar de que habían pasado por algunos problemas realmente difíciles como familia. Lydia siempre sería difícil, siempre tendría problemas para integrarse con otros y su inteligencia era a veces más de lo que Severus o Harry podían manejar. Sin embargo, ella adoraba a los dos hombres, y no mucho después de su adopción ella había acudido a los dos y muy tímidamente les preguntó si podía referirse a ellos como "Papá" y "Pa". Harry estuvo fuera de sí y Severus tuvo que admitir que había estado tan cerca de las lágrimas de alegría como lo había estado en toda su vida.

—Papá—dijo Lydia—no puedes enojarte aquí mucho más. El tío Draco se está preparando para perseguirte y arrancar ciertas partes de tu anatomía—.

—El tío Draco no es el único—dijo la voz de Ron mientras entraba en la cocina, balanceando a un niño de tres años de cabello oscuro en su cadera—Su hijo decidió que hoy no era el día para los calcetines—dijo, entregándole el niño a Severus—Tuvimos una gran discusión al respecto—.

Severus sonrió burlonamente mientras tomaba a su hijo de los brazos de Ron y le decía—Sin calcetines ¿eh? —.

—Demasiado calor—dijo el niño—No los quería, y eran verdes—.

—¿Hay algún problema con el verde? —preguntó Severus, obviamente listo para defender el honor de su Casa.

—Me gusta el azul mejor, quiero los calcetines del tío Ron—.

—Los calcetines del Tío Ron no te quedan, pequeño diablillo—dijo Ron, erizando el pelo del niño y se inclinó para soplar una frambuesa en la mejilla del niño, provocando una risa feliz mientras lo hacía.

An Honourable Man - CitharaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora