• บทที่เจ็ด •

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Ese mismo día.

03:15

Hyukjae se las pasó tropezándose con todo lo que se topaba en el camino hacia su casa, no sé cómo lo hizo, pero inclusive en el taxi que cogimos se las ingenio para tropezarse al salir del vehículo. No obstante, eso no fue lo peor, ¡ojalá lo hubiera sido! Porque a segundos de abrir la puerta de su casa, el muy imbécil tuvo que sentir un arrebato de náuseas y vomitar encima de mí. Fue tan asqueroso que tuve que tragarme mi propio vómito también. Tumbé a Hyukjae en su cama y luego me tomé las libertades de hacerme con algo de ropa de su armario y encaminarme hacia la ducha.

Una vez estuve limpio, me apresuré en duchar a Hyukjae por igual. El problema fue que cuando salí del baño, él ya se había dormido, por lo que tuve que dirigirlo hacia el baño a cuestas.

—¡Mierda!— exclamé en cuanto derribé el lote de lociones que había en el lavabo. No lo hice a propósito, pero yo no podía ver bien con Hyukjae encima de mí, y para colmo, yo también me sentía un poco mareado. Hyukjae pareció despertarse debido el ruido. Y con un ronroneo de su parte, se aferró a mí.

—Hyung, tengo sueño— sus manos sujetaron mi camisa por encima de mi pecho, lo cual me puso en alerta, aunque debía admitir que me gustaba. Me gustaba que me llamara hyung y que pareciera proclamar mi atención.

—Aguanta, espera que te lave y cepille tus dientes y ya podrás dormirte—Hyukjae asintió aunque no pareció escuchar realmente lo que dije.

Me deshice de su camiseta, reparando en su cuerpo bien formando. A pesar de parecer algo enclenque, Hyukjae tenía un cuerpo bien trabajado, sus abdominales eran, con creces, mucho más decentes que los míos. «No te podías esperar menos del bailarín principal de Super Junior», pensé en conclusión. Hyukjae no desvió su atención de mí en todo momento, hasta cuándo lo enjaboné me dedicó una sonrisa que lo hacía ver cómo un tonto borracho, lo cual es lo que era en aquel instante, y yo simplemente fingí no prestarle atención.

—¿Sabes? No eres tan feo, hyung.

—No me digas eso mientras te estoy tocando el cuerpo, es extraño.

—¿Lo es?

—Sí.

—¿Te parezco sexy, hyung?— mi corazón preció sobrecogerse en el momento que Hyukjae se atrevió a realizar semejante pregunta. De acuerdo, él estaba borracho, y yo también, pero aun así, ¿era siquiera justificable su comportamiento?

Hyukjae tomó mi mano con la suya, y mientas su sonrisa iba desapareciendo, dando paso a unos ojos resplandecientes y expectantes, sentí mi mente nublarse.
Tragué saliva en el momento que advertí en su mano acariciándome la muñeca, y no porque me aterrara su comportamiento, sino porque de algún modo su tacto no me desagradaba, y ser consciente de ello me estaba poniendo los pelos de punta. Es decir, me empecé a preguntar qué significaba aquello, el hecho de que la idea de tocarlo no me repugnara cuando ambos éramos hombres.

«Quizá es el alcohol», sí, quizá se debía al alcohol, y por ende me estaba sintiendo tan sofocado. Me forcé a componer mi compostura y en cuanto pude me deshice de su agarre, reprendiéndolo con la mirada, aunque me sintiera de igual forma culpable.

—Oye, ¿qué estás loco? Sal de una vez.

—¿Por qué, acaso te estoy poniendo nervioso?— Hyukjae se acercó a mí a propósito, como hacía siempre, pero esta vez su intención parecía ir más allá, su sonrisa era lasciva y su mirada daba la impresión de querer decirme más de lo que se podía permitir. ¿Y yo? Yo no sabía qué hacer, temía por mí y por considerar algunas situaciones que de por sí estaban mal.

Temí por mi mente enferma, ¿cómo podía pensar así?

—Yo...yo...

—Cállate— recién le había cepillado los dientes, así que su aliento, en el momento que chocó con mi rostro, olía dulce. Sus labios por poco se rozaron con los míos, y aquello ocasionó que mi cabeza diera vueltas, embriagado ante la idea de que nuestros labios chocaran.

Poco a poco el miedo que empezó suscitándose en mí comenzó a ser sustituido por curiosidad. Deseché todos mis principios y me empecé a preguntar cómo se sentirían los labios de un hombre, a qué sabrían, que diferencia habría con los de una mujer. Tenía treinta y tres años, y ya había experimentado lo suficiente en el ámbito sexual...con mujeres, sin embargo, ya todo se había vuelto monótono, poco podía sorprenderme en relación con el sexo heterosexual. Tal vez por eso me dije a mi mismo, mientras sellaba la distancia que había entre Hyukjae y yo, que esa podría ser la razón de que me viera tan receptivo ante la propuesta silenciosa de Hyukjae.

Cerré mis ojos porque me negaba a aceptar que aquello labios pertenecían al detestable Hyukjae, pero aun así, lo disfruté. El beso fue suave, sus labios abultados se posaron en los míos, y Hyukjae me rodeó por el cuello, solicitando permiso para proseguir. Él comenzó a mover sus labios primero, y yo lo acepté sin rechistar, sintiendo como el calor comenzaba a concentrarse en mi entrepierna... No podía ser, me estaba excitando debido a un hombre. Pero lo peor de todo es que se trataba de Hyukjae, mi amigo desde hacía más de una década. Joder, la angustia comenzó a comparecer en mí ante el pensamiento, sin embargo, los labios de Hyukjae se ganaron mi atención por encima de todo, por lo que me dejé sumir por el característico hormigueo que suscitaba la excitación, el anhelo de sentir un cálido cuerpo junto al mío.
Seguimos besándonos más de los esperado, y ninguno se lo pensó demasiado. Ambos estábamos borrachos, pero Hyukjae lo estaba aún más, posé lo mano encima de su pecho desnudo y para mí sorpresa, Hyukjae gimió. Aquello encendió un interruptor en mí, logrando que me detuviera.

—Oh, Dios— fue lo único que dijo Hyukjae, pareciendo satisfecho con lo que acababa de suceder.

—Oh, Dios— repetí. Ahora más consciente de lo que acababa de suceder.

                                      ∞

Hyung, no me entiendes | Yehyuk; Super Junior ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora