Capítulo 6.

5.3K 344 92
                                    

—Déjame hablar un momento,  iré a propia voluntad.  — Me soltaron —Este hombre no sabía mi nombre ni quien era,  dejadlo en paz...  Y dejadme que me lleve a mi perro. —

Corrí hacia Rob y le di un abrazo,  pidiéndole perdón y gracias, agarré a Mark en mis brazos y salí por la puerta con 7 guardias.

Comencé a caminar en dirección norte hacia mi casa pero uno de ellos me empujó y señaló hacia el coche,  me parecía entró ya que tampoco estaría tan lejos andando como para coger el coche,  pero en fin,  tampoco tenía ganas de andar.

Me subí en el asiento de atrás y mark se situó sobre mi regazo,  cerraron el resto de puertas y comenzaron a conducir. 

El trayecto no se si se me hizo demasiado largo pero cuando me quise dar cuenta luego de estar soñando despierto, llegamos a una casa un tanto lujosa...  Sin embargo no era la mía.

Llamaron a la puerta educadamente y me situaron a mi delante, agarrándome de los hombros y yo sosteniendo a Mark sobre mis brazos.  La puerta se abrió lentamente y allí estaba, Mark, mi hermano.

—¿Qué se supone que significa esto? -

–Gracias chicos,  ya podéis quitar el aviso de búsqueda y tomad. –Les lanzó un saco bastante cargado de dinero. 

Ya os podéis ir–

Sabía que daba igual que huyera en ese momento, había logrado sacarme de un sitio que hasta yo mismo desconocida en cuestión de horas, así que simplemente entré, me senté en una esquina de la habitación agarrandome las rodillas y dije
–Puede que el perro tenga hambre dale algo de comer y dejame en paz. –

–Oye...  Dejame explicarme al menos–

–Haz lo que quieras,  de hecho siempre has hecho lo que has querido, además ya me da igual todo. –

–Yo...  Te ví ahí y sabía que debía salvarte y... –

–¿y tenías que secuestrarme todo ese tiempo? Y hacerme esas cosas...  Soy tu hermano.–

—Lo siento,  no podía dejarte ir tan pronto, además quería que supieras que era yo y no encontraba la forma de decírtelo... Y en cuanto a lo de ser mi hermano... Realmente somos hermanastros,  y no por mucho tiempo...

Después de robar en casa mi plan era independizarme,  es decir,  que dejaran de ser mis padres por siempre...  Pero no ha podido ser. –

–Espera...  ¿No soy tu hermano? –

Me quedé por un momento en shock,  y al mismo tiempo una sensación de calma al saber que no había tenido pensamientos incestos. 

–No Jean...  No somos hermanos y si recuerdas bien me fui de casa tan pronto como empezaste a tener 15/16 años...  Pero me sentía muy sucio viviendo en la misma casa y teniendo esos pensamientos no sólo hacia mi hermanastro si no hacia un crío. —

Mark se sentó en una silla cercana,  y se llevó las manos a la cara.  Su voz sonaba lastimosamente triste.

—Fue muy duro para mi estar sin verte y que después de dos años la primera vez que te viera fuera...  Desnudo y masturbándote mirándome... —

Me levanté lentamente del suelo,  no sabía porque esas palabras estaban moviendo mi corazón.  Haciendo que ese órgano vital triste empezara a sentir algo de nuevo hacia él después de haberse roto en trizas.

Me acerqué y poco a poco llegué a su lado,  y le di un abrazo.

No dijimos nada más ninguno de los dos.  Nos quedamos callados él llorando sobre mi hombro y yo con una sonrisa boba, viéndole sollozar como un niño.

Pasaron unos minutos y la atmósfera cambió. Sus brazos me rodearon y empezó a tocar mi espalda, el deseo era tal que casi se podía tocar. Sus lágrimas en mi pecho y hombro se convertían en besos por mi cuello que  descendían por mi pecho.

Sentía calor por todas aquellas zonas que tocaba. Deseaba más.  Y había tenido antes muchas chicas que hubieran dado lo que sea por este momento, pero ninguna de ellas me hizo sentir ni un cuarto de lo que estaba revolucionando mi corazón.

No tardamos mucho en desacernos de nuestra ropa, y pasamos de estar en la silla a estar en el enorme sofá de aquella casa que era un mundo comparada con la otra choza. 

Él me tumbó y se puso sobre mi en una posición que parecía una bestia y sus besos y caricias se encargaban de devorarme por completo.

Mi respiración agitada se enlazaba con la suya, estábamos tan pegados que pareciera que íbamos a ser uno en cualquier momento.

–Jean,  ya no puedo aguantar mucho más. –
Dijo Mark mientras me introducía un dedo para ir haciendo camino.

Mis brazos rodeaban su espalda y sin querer comenzaba a gemir según la velocidad de su mano.  Mi espalda se curvaba hacia arriba, como si todo mi cuerpo fuera atraído por su cuerpo desnudo cual imán.

Su voz,  sus hombros, su hermoso rostro, sus tatuajes,  los quería solo para mi en ese momento y lo deseaba TODO.

Mis besos parecían un acto desesperado,  confusos al no saber qué hacer en que momento, me estaba dejando llevar por completo mientras el introducía dedo trás dedo.

Posé mis manos sobre mi pecho,  y deslizandolas lentamente hacia mi entrepierna y la suya.  Ni el ni yo podíamos aguantar más.

—Hazlo de una vez... — Dijo mi voz temblorosa entre gemidos.

Sacó sus dedos y situó sus manos por la parte de atrás de mis rodillas,  sujetandolas en alto para levantar mi cadera y fue introduciéndose poco a poco en mi interior. 

Ahora su respiración era más notoria, pareciera como si estuviera sufriendo un infierno al no moverse.

—Puedes movert- Ah... —

Antes de que terminara de hablar se comenzó a mover lentamente.

No recordaba lo que era ser Virgen...  Y tampoco recordaba que hasta hacía un momento era Virgen ahí detrás.

Sentía muchísimo dolor, (debido a muchos factores) ,  pero al mismo tiempo estaba sintiendo un placer que nunca antes había experimentado. 

Mark se reclinó hacia delante, quedando nuestras caras a pocos centímetros. No pude evitar besarle.  Nuestras lenguas jugaban mientras su cadera cada vez se movía un poco más rápido. 

La excitación era tal que no sabía si iba a ser capaz de aguantar más sin correrme.

—Mark...  Yo ya... —

—Si,  yo tambien—

Me rodeó con sus brazos haciendo unos últimos movimientos más duros y ligeros.  El sudor,  nuestra respiración y mis gemidos llenaban la habitación.

—Ha...  Ha sido mi primera vez por ahí detrás... —

—Yo...  Lamento haberme corrido dentro. —

—¿Qué has que? —

Un momento después empecé a notar que no mentía.

Me sonrojé inmediatamente.

—Aunque no tienes que avergonzarte por eso. —

Sonrió, limpió mi semen de mi abdomen con sus dedos y luego lo lamió.

—Bueno...  ¿Quieres contarme porque volviste a la ciudad? —

—Hmm aún puedo llevarlo a cabo...  Y con tu ayuda aún más...  Déjame que te cuente mi plan. —.

Secuestrado (Yaoi)Where stories live. Discover now