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No puede haber dos amigos mejores que Jisung y Chenle. Van juntos a la escuela, se sientan juntos, juegan juntos en el patio y a los dos les entran juntos ganas de hacer pis.

Tan amigos son, que un día decidieron casarse.

Les casó Huang Renjun, quien dijo que sabía casar, porque su padre era consejal y ya había casado a un montón de gente.

Y sí que es verdad que Renjun sabía casar, porque lo hizo mejor que cualquier cura y cualquier alcalde, con unas frases tan bien dichas que parecía que se había pasado la vida casando a la gente.

-Chenle, ¿quieres a Jisung por siempre y por jamás, en el calor y en el frío, en enero y en agosto hasta después de la resurrección?

Y los invitados -que eran Kun, Yukhei y Sicheng- exclamaron impresionados:
-¡Ooohhhhh!

Era un «¡Oh!» de admiración, como diciendo: «¡Qué bien habla este cura!»

Y Chenle contestó:
-Sí, sí, pero ¿le puedo dar ya el beso a mi novio, que tengo mucha prisa?

-No, todavía no-dijo Renjun-, que el otro novio aún no ha contestado las preguntas del interrogatorio.

Renjun se aclaró la garganta y comenzó de nuevo:
-Jisung, ¿quieres a Chenle para casarte con él y quererle por la noche y por la mañana, una hora detrás de otra, aunque haya días que no te apetezca ni una pizca?

Ante tal pregunta, Jisung se quedó pensando un rato y al final contestó:
-Bueno, pero yo me caso un día sí y un día no, porque si no me aburro.

Y los invitados de la boda, que dieron esta respuesta por buena, no dejaron ni que Renjun diera su bendición a los novios. Antes de que él dijera: «Yo los declaro marido y hombre», tiraron cada uno un puñado de tierra sobre las cabezas de los novios, y entonces sonó la campana y corrieron todos a clase.

Todos menos Chenle, que se fue muy despacio y muy desilusionado, porque cuando uno se hace la ilusión de besar a su novio, es muy difícil volver a clase simplemente con las ganas.

Quiéreme a mí » jichenOnde histórias criam vida. Descubra agora