Tormentos (RAFA 2)

1

-¿A dónde vamos papá?- preguntó el niño observando la ruta por la que transitaban.

-A una estancia, viviremos desde ahora en el campo.

-¿Por qué?- pregunta confundido.

-Porque me despidieron como policía, pero me dieron la oportunidad de trabajar en esta estancia, le pertenece al juez.

-Ah, ¿qué es una estancia?

-Es un lugar donde hay animales, hay plantaciones y una enorme casa. Pero nosotros viviremos en una casa cerca del río, alejada de la estancia, porque seré solo un peón.

-¿Qué es un peón?

-Para que entiendas, te diré que es como un empleado.

-¿Entonces iremos a una estancia como a la que fue Lia el año pasado de vacaciones?- recuerda el pequeño que su hermana le comentaba de sus increíbles vacaciones en una estancia.

Su papá para de golpe el auto a un costado de la ruta. Mira con furia a David, y le da un manotazo en la cabeza.

-¡No la vuelvas a mencionar! ¿Entendiste? ¡A nadie! ¡Ya no están! - le gritó con lágrimas saliendo a chorros.

-Pa...- dice el niño entre llantos.

-¡¿Qué?!

-Me golpeaste donde el malo me hizo daño.- vuelve a llorar aún más fuerte.

El padre ve su mano con una gota de sangre y luego observa la cabeza de su pequeño que aún no se curaba del golpe.

Vuelve en sí con cordura y abraza con mucha pena a su hijo. Llorando ambos a un costado de la ruta, como si ya no existiera mañana.

Cuando se calmaron, el padre vendó la cabeza de David y se volvió a abrochar el cinturón para seguir con el camino.

Pero al mirar hacia el otro costado de la ruta, las manos se le petrifican, se vuelve pálido y empieza a tartamudear.

-Da da da David, po po po ponte el cin cintu cintu cinturón  ¡ya!.

El niño obedece sin saber lo que sucede.

El padre continuaba estático viendo al otro costado de la ruta. En una parada de buses, Rafa, con el ojo izquierdo emparchado, sonreía de costado, con una mochila en la mano, manchada de sangre.

El padre cierra los ojos unos segundos  y al abrirlos ya no había nadie.

Aceleró a fondo y llegó cuanto antes pudo a su nuevo trabajo.