poemas de depresión

carajo

Carajo, te vi y dude para cruzar al otro lado.

Entonces me gustaste.

Carajo, te seguí viendo, parpadie, y al abrir los ojos un par de ojos de sol me miraban.

Entonces sentí que me gustaste más.

Carajo, mire un carro pasar muy cerca y al volver la vista a ti, me sonreías.

Entonces sentí esa sensación que tienes al volar: un gran vacío, lleno de lo mucho que me gustaste.

Carajo, tropece y tu mano agarro la mía.

Entonces sentí que podía tocar el cielo y aún así no ir sin rumbo.

Me gustaste un poco más.

Carajo, olvide mi chaqueta y ante tanto frío tus brazos quisieron darme calor.

Entonces conocí el hogar y no quise irme.

Para ese entonces ya me gustabas demasiado.

Carajo, un carro casi me choca a mitad de camino, y llore porque tenía miedo. Pero tus labios rozaron mi mejilla para calmarme.

Entonces sentí un cosquilleo estúpido y una sonrisa involuntaria.

Y ya no solo me gustaste, me encantaste.

Carajo, vi tu forma de ser arte, de amar, de estar roto, de ser tan listo, tan bondadoso y distante...

Carajo, vi tantas estúpidas cosas en ti, que no puede evitar quererte de verdad.

Entonces me vi perdida en ti.

Pero cuando llegamos al otro lado, alguien más estaba allí, y vi que a ella tú la mirabas como yo a ti.

Carajo, entonces vi, lo muy jodida y rota que estaba.