"¡Ah, Min Yoonji!" - Yoonmin fem. [Fanfic]

EXTRA

El sonido del timbre me desconcentró totalmente del libro de historia. Salí de mi estudio y fui de mala gana al vestíbulo para encontrarme otra vez lo que no pasaba desde hacía como cuatro meses ya. Estaba tan cansada de esto, que te abrí.

—¿Qué quieres? ¿Seguir llenándome de falsas esperanzas? —dije nada más ver tu rostro.

—Jimin, déjate de secretos. Quiero explicaciones de por qué te fuiste así y llevas más de un año ignorándome —respondiste cortante.

—Claro, como siempre, tan egoísta —rodé los ojos—. ¿Para esto vienes? Porque si es así, tengo un tema importante que estudiar así que si me disculpas...

Hice ademán de entrar en casa otra vez y cerrar la puerta, pero me detuviste.

—Park Jimin, no soporto cuando me hablas de cosas que no entiendo. Así que si empiezas por sincerarte, será mejor —volviste a hablar mirándome a los ojos.

—¿Qué quieres que te diga? Lo sabes todo perfectamente, Yoonji. No hay nada que hablar.

—Te puedo jurar que no sé nada de lo que estás hablando.

—Pues no es mi culpa si estás tan ciega —volví a intentar cerrar la puerta, pero me detuviste otra vez.

—¿Ciega? No, no estoy ciega, Jimin. Lo que estoy es harta de tus enigmas estúpidos. Tan fácil es hablar, pero no lo haces.

—¿Perdona? —te contesté sin dar crédito a lo que oía— ¿Me vas a decir tú eso cuando fuiste la primera que me ocultó lo de tu madre? Mírate tú primero y después me juzgas todo lo que quieras.

—¿Por qué mierda estás a la defensiva? ¡Soy yo la que debería estar enfadada contigo! —exclamaste casi gritando.

—¿Ah sí? ¿Tan segura estás de eso?

—¡Sí! ¡Te alejaste sin decir nada y me has ignorado durante todo este tiempo! ¿No crees que merezco una explicación al menos?

Podía notar cómo tu voz empezaba a temblar. A pesar de que intentabas mantener un rostro imperturbable, sabía de sobra que en cualquier momento te ibas a desmoronar frente a mis ojos. Y lo mejor era que yo no sentiría ningún remordimiento.

—¿Quieres una explicación? Aquí la tienes, a ver si te queda claro el mensaje —dije cortante—. Me gustabas, Yoonji. Era una estúpida enamorada de ti, me tenías a tus pies y me manejabas a tu gusto. Hasta que aquella noche después de la fiesta me lo hiciste pasar tan mal que me alejé de ti por mucho que me doliera.

Tu cara era un poema. Por Dios, ni que no fuera obvio todo. Me sorprendes tanto, a ratos pensaba que estabas actuando, porque no puedes ser tan lenta.

—¿Y-Yo te gustaba? —conseguiste decir después de unos segundos que me parecieron interminables.

—¿No se notaba? Me pasaba el día babeando por ti, ¿no te diste cuenta?

—N-No...

—Pues ya lo sabes. Tarde, pero ya sabes cómo dice el refrán. Ahora si me disculpas... —volví a intentar cerrar la puerta, pero no me dejaste— ¡Oh, vamos!

—No me voy a ir aún —dijiste sin más, esta vez recuperando inmediatamente el tono firme.

—¿Qué más quieres?

—Dime qué hice para que te alejaras. Sólo quiero saber eso y, si no quieres verme más, lo respetaré.

Un nudo se formó en mi garganta, casi impidiéndome hablar. ¿Por qué ahora? ¿Por qué otra vez mi mundo se está poniendo de cabeza por ti?

—¿N-No lo recuerdas? —pregunté mirándote fijamente a los ojos, sintiéndome un poco intimidada por tu mirada tan intensa.

—¿Crees que te lo estaría preguntando si lo recordase? —preguntaste irónicamente. Suspiré y terminé por contarle todo.

—Después de que te empezaras a juntar con Hyuna, Namjoon y Jennie en la universidad, te invitaron a una fiesta y me obligaste a ir —empecé a contar, notando cómo el nudo que me impedía hablar bien se hacía cada vez más fuerte y mi voz temblaba—. Estabas tan ebria y hacías tantas cosas vergonzosas que yo estaba con el corazón en un puño por ti —tu mirada cambió a una más extrañada, como preguntándote cómo pudiste hacer eso—. Pero no pasó nada hasta que te acompañé a casa y me obligaste a entrar, me confesaste algo lo cual no me creí NADA porque no estabas consciente, me besaste y casi llegas a algo más de no ser porque me escapé a tiempo.

No aguanté más. Y me dio igual que tú estuvieras delante. Lágrimas no tardaron en correr por mis mejillas sonrosadas acompañadas de sollozos descontrolados. No me atreví a volver a mirarte a los ojos, sabía que sólo empeoraría esto. Pero tú quisiste mirarme y me agarraste del mentón para levantar mi rostro, haciéndome saber que tú también estabas llorando con una expresión de arrepentimiento en tu cara que sólo consiguió hacerme sentir peor de lo que ya estaba.

—¿Me perdonarías si te digo que lo siento de verdad? —fue lo único que preguntaste— Aunque creo que lo que hice era y sigue siendo imperdonable...

Creo que mi mente estaba apunto de colapsar por tan debate que se formó en mi interior en tan sólo un segundo. ¿Perdonarte o no perdonarte? Esa era la cuestión.

Porque, mientras una parte de mí me decía que me lanzara a la piscina olvidando todo y te perdonara, la otra parte me decía que no cediera más y siguiera con mi orgullo. ¿Qué podía hacer, Yoonji? ¿Tenías la respuesta? Ah, claro, era obvio que no te iba a preguntar.

—Creo que es mejor dejarlo estar.

Después de decir eso con todo el dolor que mi corazón podía soportar, cerré la puerta entre lágrimas dejándote con la palabra en la boca. Recargué mi espalda en la puerta ya cerrada y me deslicé hasta tocar el suelo tapándome con las manos.

Mi teléfono comenzó a sonar y contesté sin mirar quién era, importándome bien poco quién me fuera a escuchar llorando. Un aura de calma rodeó mi corazón al escuchar la voz de Jihyo desde el otro lado de la línea.

—¿Jimin? Te oigo sollozar desde aquí. No te muevas, voy para allá ahora mismo —dijo y no me dejó contestar cuando ya había colgado.

Después de que llegase, de que yo llorara en sus brazos, me consolase y acabase quedándose a dormir en mi casa para estar conmigo, mi mente sola dijo la verdad;

Soy una persona horrible. Por no saber perdonarte. Por no entender que tú en ningún momento quisiste hacerme sufrir. Por no comprender que estabas completamente cegada. Pero, sobretodo, por no saber darme cuenta de cuáles son tus verdaderos sentimientos.