Prólogo - Algo me consume.

3 0 0
                                    

Recuerdo que llovía de manera atroz. ¿Cómo describirlo? La misma Tierra parecía que ansiaba purgarnos.
Veía las gotas que arrojaba el cielo impactar mi ventana con odio, mientras padecía mil palpitaciones por segundo. Nerviosismo era un adjetivo muy minúsculo para describir mi estado anímico.
Reposaba sentada en la cama de mi respectiva habitación, con las piernas flexionadas y la vista en desenfoque, en ese momento mi celular comenzó a vibrar repetidamente. Regresé de vuelta a la realidad, siendo liberada de mi mente en la cual estuve aprisionada por esos segundos. Desperté como si me hubieran desactivado el piloto automático con una buena bofetada y entonces al chequear los mensajes...

¿Quince...? ¡¿Quince llamadas perdidas?! ¡Oh, mierda! ¿Por que no las sentí?
Llamé inmediatamente a Andrew, seguramente no había pasado segundos...

Contesta, contesta, contesta... pensaba ansiosa mientras lo llamaba.

—Lo siento... —mencioné apenada. Me sentía una completa tonta por no haber atendido sus llamadas. Entonces él comenzó a reírse como era de esperar, tarado, no desperdiciaba ni una ocasión para burlarse de mí.
—Debes estar sin uñas en este momento ¿no?
—Sí... ¡Es horrible! ¿Cómo lo sabes?
—Jum... ¿Acaso será por que soy un psicópata que te espía? o... ¿mejor por que soy tu novio?
—¿Sigues burlándote?
—Tranquila Cyn... todo saldrá bien, ya verás.
—¡Que no me llames Cyn! No me gustan tus estúpidos apodos... Lo se, no te contesto y encima me pongo histérica... Perdón Andrew, no me siento bien.

—Lo se amor, no te preocupes. Quería hacerte compañía pero los de recepción no me dejaron entrar, no hasta que recibas...
—El análisis de mierda —interrumpí.  
—Sí, el análisis de mierda —y entonces ambos reímos, era la forma de repeler mis pensamientos pesimistas.

Creo... que olvidé mencionarlo, un médico me otorgará los resultados de mis exámenes dentro de ¿unos minutos tal vez? Así como residir enfrente de una bomba que no posee cuenta regresiva, o al menos la conserva oculta, no sabes cuando estallará.

—Quince... llamadas... ¡wow! Deberías estar en los Record Guiness de las distraídas —me reí por su ridículo chiste, así era él todo el tiempo.  
—¿Tan temprano y comenzarás a pelearme? Oh... espera, están golpeando mi puerta —corté.

Residía en una típica habitación de hospital, nada relevante salvando un tierno florero con siluetas de ositos que me obsequió el tonto de Andrew, en él sumergí un anturio que encontré casualmente deambulando por el patio, por desgracia dicha flor se me estaba secando... 

—¿Quién es?—inquirí con temor, ansiaba que no fuera él.
—Buenos días Cynthia —mencionó él... ¡Maldición! ¡No estoy preparada para esto!

Enredé mi cabello entre mis dedos y fruncí ambas manos debido al pánico.
¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! Está bien... Cynthia, calma. 

—Bu-uenos días... Necesito un momento ¡ya le abro! —dije procurando ocultar mi espanto, sí... fallé.
—No hay problema, aquí la espero. 

Inmediatamente me dirigí al baño. En el espejo tan solo vi a una adolescente con su rostro sumamente pálido, tanto que aterraba. Nada de qué preocuparse ¿no?    
Empapé mis manos con agua fría y luego froté mi rostro con ellas, así como también las deslicé por mi nuca, mi cuello y mis clavículas. Así mucho mejor, un poco más de vitalidad.

—Ahora sí, disculpe doctor.
—No es molestia, con permiso —dijo al entrar.
—¿y bien? ¿cómo estoy?
—Supongo que debes estar muy nerviosa y apresurada por saberlo, sobretodo con unos exámenes tan abrumadores como son los de este tipo, relájate —mencionó intentando consolar. 

Todo iba bastante mejor de lo que esperaba... hasta el momento que entró la psicóloga. El mundo se me desmoronó y mi presión estaba por las nubes. Lo sabía.

Ya pasaron varias horas y aun no puedo digerir la situación.

—Me otorgaron el alta —dije con una voz débil y apagada.  
—¡Genial amor! Ya me estaba preocupando, enseguida paso a buscarte. ¿Cómo te fue? ¿Cyn?¡¿Por qué estás llorando de esa forma?!    

Así comenzó mi pesadilla. Según la tomografía computada de mi cabeza, las imágenes de rayos x tomadas a mi cerebro revelan que... bueno, una cosa cuyas células sufren un crecimiento anormal y no poseen función alguna, o por lo menos fisiológica que digamos, está intentando invadir todo mi cráneo. Un tumor que se extiende desde el encéfalo hasta la médula espinal, pasando por el cerebelo  y el bulbo raquídeo. ¿Lo más genial? Un pronóstico del clima prometedor: cinco años de vida mínimo.

Pero... no me voy a rendir. ¿Sabes qué tumor? Aunque estoy en desventaja pelearé contra ti.



La Historia de un CáncerWhere stories live. Discover now