Capítulo 8

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Al fin y al cabo de mucho tiempo me quitan la venda de los ojos;no lo puedo creer, la casa es completamente hermosa, aunque lo unico malo es que no hay ventanas, al parecer.

— ¡Wow! ¿De quién es esta casa? .— Es enorme, con acabados de caoba, alfombrada, y el techo pareciese que el mismisimo Miguel Ángel lo pintó, los muebles parecen ser antiguos, los cuadros y decoraciones a un estilo barroco.

— De Miguel. — Responde Nathan con un tono ligero a sarcasmo.

— ¿Miguel? .— No sé quien sea ese tipo pero su casa es espectacular. Nathan ríe burlón, en ese momento pude percatar lo que trató de decir. — Oh, ya. Lo siento. — Me sonrojo solo de pensar que estaremos viviendo bajo el mismo techo, es decir: coexistir; verlo todos los días, rayos Kathe calmate, no son nada él solo es tu protector.

Una dulce voz me saca de mis pensamientos. — ¿Kathe? .— Veo,  es Nathan está enarcando una ceja y se ve preocupado.

—Sí, dime. — Me sonrojo.

— ¿Estás bien? .— Sonríe delicadamente.

—Claro, solo me quedé admirando la casa. —Sonrío.

—Bueno, si es así, te llevo a tu recamara, espero y te guste. — Vamos camino hacia esta. No puede ser, este lugar es tan grande a lo mejor y me pierda un poco. — Es aquí. — Me sonríe. — ¿Te agrada? ,es que no me dio tiempo de decorarla bien, y pues...

—Nathan, es preciosa, muchas gracias. — Por inercia le doy un beso en la mejilla y lo abrazo, el solo se queda ahí sin hacer ningún gesto.
La habitación tiene una enorme cama enmedio, con sábanas de seda color azul y blanca, tiene colocada mesitas de noche a los lados, de un extremo de la habitación hay un tocador con luces como si fuese una actriz en su camerino, y con todo lo necesario. Al fondo hay dos puertas de  cada lado, me imagino que una es del closet y la otra del baño, la habitación es blanca con decoraciones lilas, en medio del techo hay pintada una mandala de la cual cuelga un candelabro.

—Ok, me voy, te dejo desempacar... por último, mi habitación es la siguiente por si necesitas algo. — Se va, ahora al parecer que se la verdad el me trata de una forma simple, sin coqueteo ni nada.

Todo esto es un gran cambio para mi, el hecho de ser un Arcángel, tener poderes, vivir acá y dejar de ver a mis amigos; cuando pensé que todo comenzaba a mejorar. Tomo mis maletas para poner lo poco que me traje en el tocador y para poner mi ropa en el closet, me dirijo a la puerta que está al fondo en el lado izquierdo, voy abriendo la puerta cuando de repente.

— ¡Katherine! .

— ¡Nathan! .— Está completamente desnudo, corre rápido por su toalla y al mismo tiempo me volteo para no seguir viendo de más. — Lo siento, no fue mi intención. — Tartamudeo un poco, y decido ir a mi habitación.

— No, espera Kathe. —Me toma del hombro, rayos que le pasa.

Me sonrojo, no miro hacia atrás. — Nathan ¿Qué haces? ,estás desnudo ¿Recuerdas? .

—No ya no, recuerda que envolví una toalla a mi cadera. — Escucho sus pasos irse a su habitación, y regresar. — No me disculpo, pero Katherine fue mi error no te dije de las puertas. —Giro a verlo, y ahí está, con la mirada más penetrante y cautivadora que nunca había visto, además con el torso desnudo y unos jeans.

Me sonrojo. — No te preocupes Nathan, fue mi error, disculpa, ¿Dónde está el closet? .

— En el baño hay otra puerta, esa da al closet. — Me da media sonrisa. — Ven, te muestro.

—Claro. — Lo sigo, abre la puerta del baño. — Que baño más ele... —Doy un paso en falso, resbalo y de paso caigo encima de él con mis manos en su pecho. — Perdón, Nathan. — Tartamudeo y siento mi sangre hervir y subir a mi cara.

Me sonríe, me observa, luego pasa su mirada a una puerta que está en la esquina. — Es esa. —Sonríe de  oreja a oreja.

—Gracias, ya veo, con que esa es la puerta, no aquella. — Doy media sonrisa.

—¿Kathe? .—Me mira.

— ¿Si? .— En ese momento me doy cuenta que sigo encima de él, y me levanto lo más rápido que puedo.

Se levanta, me mira de reojo. — Fue un placer mostrarte... Ah por cierto si sigues haciendo este tipo de errores pensaré otra cosa. — Lo dice al mismo tiempo que alza su dedo índice y toca mi nariz, se retira con una enorme sonrisa.

— Gracias. — Después de unos segundos asimilo su chiste y me sonrojo una vez más.

Desempaco todo y lo acomodo en sus respectivos lugares. Después de un rato y de haber terminado, voy al baño y abro las llaves para que la tina se llene y le hecho unas esencias relajantes, y enciendo el vapor; después de unos minutos entro. Me quedo profundamente dormida y comienzo a tener unos sueños muy raros.

Mi madre siendo atacada por demonios, y mi padre con un misterioso brillo en las manos, pronunciando palabras raras luchando por defenderla y a la vez protegerme, depronto se escucha un pequeño soyoso y crujir, mi madre cae al suelo inconciente, mi padre toma coraje y logra eliminar a todos los demonios, me quedo paralizada ante el hecho que acabo de ver y mi padre toma a mamá entre sus brazos.

Siento que me está faltando el aire, y despierto, estoy debajo del agua, ¿ En que momento? O mejor dicho ¿Como pude estar este tiempo debajo del agua? ,salgo rapidamente, tomo mi bata de baño y una toalla para el cabello, y me dirijo hacia el closet, me observo en el espejo, ahí están, esos ojos que tanto detesto, me tengo que tranquilizar, cuando al fin siento que ya no están los abro, y inicio a ponerme mi ropa de dormir, son unos shorts, y una blusa de licra con tirantes.
Salgo hacia la habitación, me peino y solo pongo un poco de brillo en mis labios; alguien toca a la puerta.

—Pase. — Digo indiferente.

— Ya es hora de la cena. — Nathan da media sonrisa, pero me observa detenidamente. — ¿ Qué fue lo que pasó? Katherine.

— ¿Cómo sabes que pasó algo? . — Lo miro tristemente.

—Porque te conozco. — Me acaricia la mejilla y me ve de una forma rara.

¿Me conoce? .— Supongo, eres mi protector ¿No? .— Me observa interrogante. — Tuve un sueño, pero lo sentí muy real, cuando desperté tenía devuelta aquel color de ojos, pero pude controlarme.

—Te tienes que controlar, ¿Nos vamos? . — Me toma de la mano y así me lleva hasta llegar al comedor.  Esteban nos observa a tal grado de medio cerrar los ojos, me doy cuenta que Nathan me sigue tomando de la mando, y suelto la suya. Me siento confundía con sus acciones.

—Hola, par de tortolitos. —Esteban da una sonrisa de pocos amigos. Creo que fue mi error.

—Hola, Esteban. — Decido hacer preguntas de lo que se va a hacer estando aquí. — ¿Y?

— ¿Cómo que "y"? . — No se ve muy de buenas.

— ¿ Ahora que vamos a hacer? .— Respondo seriamente.

—Mañana inicias tu entrenamiento. — Su respuesta fue seria y clara, nadie dijo nada y comenzamos a cenar, después cada quién fue a su habitación.

NielWhere stories live. Discover now