Untitled part

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Erase una vez, un ser.

   Un ser que no podía nada mas que ser un ser. Un esclavo de sus propias definiciones y debilidades, avergonzado de si mismo y de su nombre. Porque nada mas ni nada menos podía definir lo tan bien como "ser", cualquier apellido no era para necesario (pero no significa que no exista). Unido a las cadenas de su definición, el ser no tenía nada mas que oscuridad rodeando le, hasta el punto en que cada paso que daba no tenía idea si era hacia delante o hacia atrás. Esa  oscuridad no era nada mas que si propias cadenas, y nada menos que su propia existencia.

   Poco a poco, paso a paso, lagrima a lagrima, el ser se dio cuenta de su sufrimiento. Y lejos de mirar a este como algo malo, con recelo, y demás cosas que el ser no había aprendido a identificar. Lo miro entre su oscuridad, y notó que era diferente a él. El ser había aprendió otro concepto diferente al suyo. Dando así nacimiento a la existencia, porque si existen dos cosas que se diferencian entre sí, esas dos cosas saben que existen mirando una a otra. 

   Al mirar el sufrimiento, noto algo. Algo que solo desapareciendo pudo hacerse denotar. Porque siempre había sido uno con el ser. Entre centelleantes auroras y confusos pero ligeros movimientos el ser conoció la soledad. Y entre estos tres conceptos se crearon los otros.

   Esta es la historia de un ser que descubrió un mundo consigo mismo, un mundo que estaba dentro de él, que era él mismo y se alegro tanto, que descubrió la felicidad. La pura, suave y blanca felicidad. 

   Pero después del tiempo, el que corría como quien lo alcanzara siguiendo a la realidad de la mano, después que este se agoto, después de que este murió y renació vio hacia arriba. El el ser/será/sería, que se divertía mirando todo su zoológico, no pudo evitar mirar también arriba. Y se dio cuenta que la oscuridad no había desaparecido, que esta seguía. Lo único que había hecho en todo este tiempo/concepto/existencia, el ser/será/sería desechó sus nombres y de nuevo se quedó con su único y original nombre. Se dio cuenta que nada había cambiado en realidad (cosa que no era cierta, pero este así lo creyó, dando paso al nacimiento de la mentira).

   Y así nacido la envidia.

   El ser, mirando hacia su oscuridad, pensó que si había oscuridad, también tenía que haber luz. Tenía que haber algo mejor que el, algo que justificara su existencia mirando a un ser que no se definía como tal. 

   Caminó.

   Y caminó.

   Y caminó. Naciendo así el mayor hijo del sufrimiento. El odio.

   Naciendo la existencia aunto-impuestamente impura, naciendo así un dios de mentiras.

   Naciendo así, el ser "humano".

Ser.Where stories live. Discover now