Marriage Ultimatum [VHope] EDITANDO ⚠️

02 [A]

Capítulo 2

El día  había empezado mal y siguió peor. Cuando volvió de comer, Hoseok descubrió que se había ido la luz y, con todos los ordenadores inutilizados y varios clientes furiosos al teléfono, aquello era una pesadilla.

A las seis de la tarde estaba hecho polvo y, si hubiera quedado con alguien que no fuera su padre, lo habría llamado para poner cualquier excusa.

Fue una de las últimas personas en salir del despacho, pero eso no era inusual. Quería convertirse en socio del bufete en poco tiempo y eso sería imposible sin dedicación y trabajo duro.

Normalmente, tomaba el metro para ir a trabajar, pero aquel día, como había tenido que ir a ver a su madre, había decidido sacar el coche. Mientras observaba los desperfectos en la carrocería, Hoseok decidió que no había sido muy buena idea. Pero no podía llevar el coche a un garaje, no tenía tiempo. Volvió a casa con mucho cuidado para que no se desprendiera del todo el parachoques y se animó un poco al llegar a Hyoja-dong, donde recientemente había comprado su primera casa.

Después de terminar la carrera, estuvo dos años trabajando como pasante en el bufete, mientras seguía viviendo con su padre, pero en cuanto le ofrecieron un puesto fijo, decidió que había llegado la hora de dejar el nido. Vivió de alquiler durante unos años, pero en enero había encontrado la casa de sus sueños. Era una edificación muy antigua, de las que el estado había construido casi un siglo antes para marineros jubilados o sus viudas. Había sido reformada y, aunque sólo tenía un dormitorio, contaba con algo fundamental para él: un jardín, eso sí, liliputiense, en la parte trasera.

La propietaria se iba a vivir con su hermana en Jeju y, contra los consejos que él mismo le habría dado a cualquier cliente, Hoseok le ofreció la cantidad que pedía sin pensárselo dos veces, completamente fascinado. Ese mismo mes estaba instalado en la casa, con una hipoteca que iba a obligarlo a apretarse el cinturón en el futuro.

Pero merecía la pena. Cuando salió del coche, la luz del sol le daba un brillo dorado a las ventanas del cuarto de estar. Sí, merecía la pena, pensó, subiendo los ocho escalones que llevaban a la puerta. Era autónomo, independiente y nunca, jamás, dependería de un hombre para conseguir las cosas que quería.

Hoseok no pensaba conscientemente en su madre, pero la mujer que había ejercido tal efecto adverso en su personalidad y en su vida estaba en su mente de todas formas.

La puerta se abría directamente al cuarto de estar, que era cálido, cómodo y muy agradable. Después de quitarse los zapatos, Hoseok se lanzó sobre uno de los sofás, tapizados en un vivo color terracota, y cerró los ojos. Le encantaba aquella habitación. Las cortinas y la alfombra, de un tono más claro, iban a juego con los sofás y la antigua chimenea le daba un aire de seriedad, de estabilidad, que resultaba muy acogedor.

Pero aquella noche, la magia no funcionaba y Hoseok se incorporó, pensativo. Kim Taehyung. No podía dejar de pensar en él, de modo que lo mejor sería llamarlo de inmediato.